«No llega el salario para comprar tres latas de atún»

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

ALBERTO LÓPEZ

«Es un drama», dice Karin Mago, presidenta de los venezolanos de Lugo

20 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

 «En Venezuela había dinero de sobra. Ahora está por todo el mundo en cuentas personales». Lo dice Karin Mago, una arquitecta que vivía acomodadamente en Caracas, pero que en el 2008 se vino a vivir a Lugo. Es la presidenta de la recién creada asociación VeneLugo que agrupa a algunos de los 670 venezolanos que están censados en la ciudad. Su papel ahora no es fácil. Está en contacto permanente con su país y es raro el día que no reciba dramáticas peticiones de ayuda. La última fue un tratamiento de quimioterapia para que el cáncer que padece uno de sus familiares no avance.

Hace unos días la inflación en su país era del 13.800 %, explicó. «¡Y no me equivoco con los ceros, no! ¿Qué país o persona puede aguantar esto? La situación es más dramática de lo que algunos piensan. Hay familias que consiguen buscarse la vida, pero muchas no pueden. Los precios aumentan todos los días. Hay gente muy rica, con cochazos que yo relaciono con el narcotráfico porque nadie en Venezuela puede ganar tanto dinero como para esos lujos», explicó Karin Mago.

Salario mínimo: 3,35 euros

A esta arquitecta afincada en Lugo está preparada con datos económicos y estadísticos para explicar lo que era hace unos días su país (hoy quizás todo se haya incrementado). «El salario mínimo, con el aumento del primero de mayo que es el tercero en cuatro meses, es de 2.555.000 bolívares. Eso equivale hoy a 3,35 euros. Realmente es de 1.000.000 de bolívares más 1.500.000 de bono alimenticio. Los pensionados, como decimos nosotros, no cobran el bono alimenticio», explica.

«Teniendo en cuenta como estaban los precios en los últimos días, si me compro tres latas de atún, me quedo sin el salario de un mes. La lata de atún estaba a 1,44 euros (1.100.000 bolívares) y un kilo de pollo a 1,79 (1.370.000). Ese es el panorama», indica. Los precios de otros artículos eran: un kilo de patatas, 679.995; dos rollos de papel higiénico, 688.000; una docena de huevos, 526.000; un kilo de carne de primera calidad, 3.2000.000; carne con hueso, 1.350.000; una cerveza, 200.000 y un café, entre 100.000 y 250.000.

Recuerda Karin o que, cuando ella se vino a España, el precio del barril de petróleo estaba por encima de los cien dólares. «Trabajaba entonces en una obra y me venían mis compañeros gritándome: ¡Arquitecta, arquitecta, que llegó la leche! Entonces había que dejarlo todo para salir escopeteado a comprar la leche. Eso no es normal. Yo percibí que algo estaba fallando y, posiblemente, muchos gallegos que cogieron sus cosas y regresaron», indicó. Esta venezolana dijo que la emigración gallega procedía en un 36,63 % de Pontevedra; 29,47 %, A Coruña, 26,50 %, Ourense y 7,4 %, Lugo.

«Es un drama si alguien se enferma. Tengo que ponerme una coraza porque, a veces, no duermo. Si quiero ayudar, tengo que mirar adelante. Dos familiares me escribieron porque uno necesita 3.000 dólares para una sesión de radioterapia. ¡No los tenemos! Otro, con metástasis en el hígado, precisa una segunda sesión de quimio pero no tiene dinero. Yo no le puedo prometer nada, pero lo voy a intentar», explicó.

Recordó el caso de un sobrino de 13 años con apendicitis que una clínica se negaba a operar si antes no se ingresaba el dinero. «Ya nos ve a mi madre, a mí y a mis hermanas un domingo a las diez de la noche corriendo para conseguir el dinero y enviarlo. Todo complicado en un país tan rico. ¡Qué pena!», apuntó.