Arranca otro mandato de Putin, el gran zar postsoviético

Thibault Marchand MOSCÚ / AFP

INTERNACIONAL

KIRILL KUDRYAVTSEV | AFP

Muchos rusos creen que ha devuelto al país su grandeza, pero sus detractores lo acusan de violar las libertades

07 may 2018 . Actualizado a las 07:24 h.

Vladimir Putin, un exagente del KGB convertido ahora en uno de los líderes mundiales, lleva 18 años imponiendo su autoridad en Moscú y marginando a la oposición, en medio de unas tensiones con Occidente que no tienen precedentes desde la Guerra Fría. A sus 65 años, este lunes será investido como presidente por cuarta vez, tras haber ganado claramente las elecciones del 18 de marzo con más del 76?% de los votos. Así, podrá permanecer en el sillón hasta el 2024, cuando cumpla 72 años. El presidente ruso llegó al poder en el año 2000, una década después de la desaparición de la Unión Soviética (URSS). Sucedió a Boris Yeltsin, que había estado al frente de un país inestable, de economía vacilante, y que había perdido su rol de gran potencial mundial.

Muchos rusos consideran que con Putin el país ha recuperado su grandeza, gracias en parte al maná económico que suponen los hidrocarburos. Pero sus detractores lo acusan de conculcar los derechos humanos y las libertades. En el plano internacional, ha tenido que lidiar con tres presidentes de Estados Unidos y provocó una nueva oposición de Moscú con Occidente, al arrebatarle Crimea a Ucrania y luego lanzar una intervención crucial en Siria en apoyo al régimen de Bashar Al Asad. «Nadie quería hablarnos, nadie quería escucharnos. ¡Escúchennos ahora!», lanzó a los occidentales durante su último gran discurso, a principios de marzo.

Paciente y obstinado

Putin intenta restaurar la influencia de Rusia en el mundo, deteriorada tras la caída de la Unión Soviética y los años caóticos bajo el mandato de Yeltsin. ¿Su método? Una lucha paciente y obstinada, al acecho de cualquier síntoma de debilidad del adversario, tal y como explicaba él mismo en el 2013. Esta técnica le ha resultado exitosa en Siria, donde el apoyo ruso al régimen de Damasco desde el 2015 supuso un giro radical en el rumbo de la guerra.

Un año antes, Putin quiso ser el restaurador de la gran Rusia al anexionar la península ucraniana de Crimea, tras una consulta declarada ilegal por la comunidad internacional. Esa operación mejoró su imagen en casa, pero desató la peor crisis desde el fin de la Guerra Fría entre rusos y occidentales. Gran aficionado al deporte, el presidente ruso intentó hacer de su país una potencia deportiva, lo que también generó otra crisis a nivel mundial.

De origen modesto, nacido en el seno de una familia obrera en San Petersburgo -entonces Leningrado-, nada hacía presagiar que Putin acabaría ocupando la cima del poder. Tras el desmembramiento de la URSS, se reinventó como asesor para relaciones exteriores del nuevo alcalde liberal de San Petersburgo y luego comenzó un ascenso fulgurante. En 1996, fue requerido para trabajar en el Kremlin. En 1998 fue elegido director del FSB -que sustituyó al KGB- y un año después fue nombrado primer ministro por Boris Yeltsin.