El cierre de Cambridge Analytica desata recelos en el Reino Unido

íñigo gurruchaga LONDRES / COLPISA

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Dado Ruvic | REUTERS

Puede ser una táctica para evitar las pesquisas por robo de datos

04 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Entes reguladores, parlamentarios y otras voces británicas han advertido que la disolución de la compañía británica Cambridge Analytica (CA), investigada por utilizar perfiles de usuarios de Facebook para influir en la campaña electoral de Donald Trump y en la del brexit, puede ser una estratagema para evitar la participación en investigaciones abiertas y sus consecuencias legales. De hecho, se ha identificado la constitución de una nueva entidad en el Registro Mercantil de Reino Unido, que se asocia con los directivos de la compañía matriz, y con el multimillonario americano Robert Mercer, mecenas de causas derechistas que habría financiado en su momento la expansión de la firma.

Cambridge Analytica es una cáscara legal sin empleados, según sus dueños, que fue creada por Laboratorios de Comunicación Estratégica (SCL), una empresa fundada en 1990 para desarrollar campañas publicitarias comerciales basadas en la investigación psicológica y cuantitativa de las conductas de consumidores. El anuncio de que inició el procedimiento de quiebra llegó horas después de que un experto en ciberseguridad y uso fraudulento de datos, Chris Vickery, afirmara ante un comité de los Comunes que una compañía canadiense, AIQ, es parte de la estructura de SCL, algo que esta última empresa ha negado. AIQ habría actuado directamente en la campaña de Trump y en la del brexit, algo que niegan los directivos del grupo euroescéptico acusado de contratarla.

Inicialmente dedicada a la publicidad comercial, SCL se convirtió en especialista de «operaciones psicológicas» en situaciones de guerra para instituciones militares y de defensa. En sus campañas políticas se había concentrado en países en desarrollo hasta que conectó con un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge que estudiaban la psicología de masas a través de las redes sociales. Uno de los investigadores universitarios, Alexander Kogan, logró financiación de SCL para desarrollar una aplicación que prometía un perfil psicológico a quienes aceptasen instalarla en su cuenta de Facebook y que abría la puerta de acceso a amigos del usuario en la red social. De este modo habría recolectado datos de más de 80 millones de personas.

En aquel momento, la red creada por Mark Zuckerberg, permitía la instalación de ese tipo de apps con afanes de investigación, pero sin verificar el uso posterior de datos. El desvelamiento de que CA adquirió millones de perfiles y que los utilizó para microcampañas en un contexto electoral ha derivado en investigaciones parlamentarias sobre la gestión de datos por Facebook que distan de haber terminado.