Biafra, la primera hambruna que conmocionó a Occidente

Toni Silva A CORUÑA / LA VOZ

INTERNACIONAL

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Casi un millón de niños perecieron en el conflicto de Nigeria

30 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La guerra de Biafra fue el punto de inflexión de la conciencia del Norte desarrollado para con el Sur hambriento. Aquel conflicto, que empezó como el intento secesionista de una parte de Nigeria, se acabó transformando en la primera gran tragedia humana tras la Segunda Guerra Mundial. En aquellos meses del 68 llegó a popularizarse en los periódicos europeos el término kwashiorkor, una especie de desnutrición en los niños por falta de proteínas.

 Uno de los primeros enviados especiales a la zona del conflicto fue el popular escritor inglés Frederick Forsyth, autor de éxitos de venta como Odessa o Chacal. Muchos años después de aquella etapa, Forsyth, quien también desarrolló labores de espía para la inteligencia de su país, revelaba que era él quien había escrito las crónicas que publicaban los periódicos europeos, La Voz de Galicia incluida, que firmaba su compañero Walter Partington. «Walter, que había llegado con media caja de botellas de whisky y varios cartones de tabaco de valor incalculable, rehusó moverse del bungaló que se le había asignado -escribe Forsyth en su autobiografía El intruso-, donde se quedó consumiendo sus reservas sin compartirlas con nadie. El fotógrafo David Cairns y yo fuimos a los frentes escoltados por militares. A nuestro regreso, Walter estaba demasiado perjudicado para redactar noticias, así que yo escribí y envié todos los despachos, aunque firmados con su nombre».

De este modo, el hemerográfico de La Voz recoge crónicas de Partington sobre el conflicto de Biafra que fueron redactadas por el famoso escritor inglés, incluso en primera persona: «Acabo de regresar del frente de batalla de Onitsha, a orillas del Níger, donde los restos de los 2.000 soldados suicidas federales se encuentran rodeados por un anillo de acero en el interior de la segunda ciudad de Biafra». La crónica se publicó el 30 de abril de 1968, hace hoy justo 50 años.

A Forsyth no le importó ocultar su firma, incluso cuando aquellas crónicas le valieron después a Partington ser reconocido como el mejor corresponsal internacional del año. Para él lo importante es que aquellas crónicas, junto con las fotografías de David Cairns, removieron la conciencia de Occidente. «Fue el catalizador que requería la situación. Lo cambió todo, convirtiendo una guerra africana de baja intensidad y escaso interés en la causa humanitaria más importante de la década», explica el inglés, quien también reconoció tiempo después que tuvo que cesar su colaboración para narrar el conflicto para la BBC por la presión del Gobierno de su país. Desde Londres le acusaban de un exceso de simpatía con la facción secesionista, por otro lado la que más sufría la hambruna (se estimó que el número de niños muertos alcanzó el millón). «Se enrocaron en una espiral de negación total y me pusieron en la lista negra, me llamaron de todo: mentiroso, mercenario, radical…», recordó Forsyth en una entrevista en España a finales del 2016.