El cine deja de estar prohibido en Arabia Saudí

La Voz AGENCIAS

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En los últimos meses el príncipe heredero Bil Salman también ha permitido conducir a las mujeres  y emitir música no religiosa en la televisión

19 abr 2018 . Actualizado a las 17:46 h.

Tras más de tres décadas, el cine ha vuelto a Arabia Saudí. Ha dejado de estar proscrito. El país, de estricta moral, ha dado un paso hacia la modernidad y volverá a permitir a sus ciudadanos vivir esa mágica sensación cuando las luces se apagan y comienza la pantalla se ilumina. Arabia continúa así con su lenta transformación social y económica, un largo y pedregoso camino que han iniciado con pequeños gestos como este.

La película elegida ha sido Black Panther, una historia de superhéroes que se ha proyectado en un pase cerrado para profesionales del sector y personalidades del mundo de la cultura en un nuevo cine inaugurado en el barrio financiero de Riad. Pero el séptimo arte todavía es un placer reservado a un pequeño grupo de personas. Tal y como aseguraba el Centro de Comunicación Internacional del Ministerio de Información, la de este jueves es «la primera de una serie de pruebas en las que participarán especialistas de la industria y que serán organizadas a modo de últimos preparativos de cara a la apertura del cine al público». La mayor parte de los saudíes tendrán que esperar al menos un mes para poder disfrutar de un visionado. 

Antes que el cine fue la música, que también era considerada un lujo pecaminoso para la gran mayoría del país. El pasado mes de octubre, una televisión gubernamental emitía un concierto por primera vez desde 1979, rompiendo así con las normas que hasta ahora prohibían la música no religiosa. El recital lo protagonizó Um Kulzum, fallecida en 1975 y considerada como la diva de la canción árabe. 

La sala que este jueves acabó con más de tres décadas de tabúes tiene una capacidad para 620 personas y todavía no ha aclarado si permitirá entrar a mujeres y hombres o solo a estos últimos. Porque a pesar de las tímidas reformas en pro de la modernidad, en este reino, en los espacios públicos, rige todavía la separación de sexos.

La llegada del séptimo arte no es la única revolución que ha aterrizado en Arabia Saudí. Es una más de las medidas reformistas del príncipe treintañero Mohamed Bin Salman que estos últimos meses ha llamado la atención al permitir a las mujeres conducir coches o acudir a los estadios de fútbol.

No son medidas banales. Porque hace apenas un año la policía ponía las esposas a un ciudadano por el simple hecho de permitir que una mujer condujera su coche por la vía pública. 

Pequeños pasos hacia la modernidad

La estricta vestimenta que estaban obligadas a llevar las mujeres saudíes también ha vivido su pequeña revolución. Bin Salman permitía combinar el estricto y tradicional color negro de las típicas túnicas del país con otras tonalidades mucho más vivas, hasta la fecha considerado como un gesto de rebelión cultural. 

También se puso sobre la mesa la posibilidad de introducir el bikini en alguna inocente ocasión. El príncipe heredero proponía la apertura de un complejo hotelero de lujo en el mar Rojo donde las mujeres podrían vestir esta escueta prenda en espacios compartidos con hombres. 

Un puesto de responsabilidad

También se escribirá en los libros de historia el nombre de la primera mujer que consiguió acceder a un puesto de responsabilidad en el gobierno del país. Eman al Ghamidi comenzaba como número dos de la región de Al Jubar «como parte de un plan para incrementar el número de mujeres para posiciones de liderazgo». 

La justicia también abría sus puertas a las mujeres después de que la Fiscalía anunciara que contrataría a mujeres como investigadoras por primera vez en la historia del país,