La ONU alerta a las potencias del riesgo de un «conflicto total» en Siria

M. Gallego / F. Mañueco. N. YORK, MOSCÚ / COLPISA

INTERNACIONAL

EFE | JUSTIN LANE

Rusia asegura que el ataque químico de Duma fue un montaje del Reino Unido

14 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Alarmado por el cauce de los acontecimientos en Siria, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió ayer a las potencias mundiales de que el aumento de las tensiones y su incapacidad para alcanzar acuerdos «amenaza con llevarnos a una escalada militar total». «La Guerra Fría ha vuelto», alertó en una reunión del Consejo de Seguridad, en la que Francia, el Reino Unido y EE.UU. dijeron tener «suficientes pruebas» de que el Gobierno de Bachar al Asad perpetró un ataque químico contra civiles de Duma, mientras que Rusia acusó a Londres de orquestarlo. Una «mentira flagrante», se ofendió la embajadora británica ante la ONU, Karen Pierce.

La certeza de su colega estadounidense, Nikki Haley, sobre quién está detrás del ataque coincide con la expresada por el presidente Emmanuel Macron y contrasta con la cautela del jefe del Pentágono. El general James Mattis dijo el jueves al Congreso no tener más pruebas de lo ocurrido que lo que ha salido en las redes sociales. Tampoco Francia, cuyo presidente dice tener las pruebas para demostrar el ataque que, según la Organización Mundial de la Salud, habría afectado a 500 personas y dejado al menos 42 muertos. Según CNN, «muestras biológicas» procedentes del área del presunto ataque habrían sido transportadas clandestinamente a través de la frontera para demostrar su existencia. Un funcionario «occidental» ha dicho al canal que «no son concluyentes pero indican una mezcla de gas sarín, cloro y posiblemente otros químicos».

Mientras, la Armada de EE.UU. sigue tomando posiciones. El Pentágono ha añadido otro destructor con misiles guiados a su flota del Mediterráneo y otros dos navíos a la del mar Rojo. Con diez barcos de guerra y dos submarinos, los expertos estiman que está congregando la mayor fuerza naval y de ataque aéreo que se haya visto desde la invasión de Irak en el 2003.

Donald Trump fue informado la noche del jueves de las opciones militares de que dispone para castigar a Siria durante una reunión del gabinete de seguridad nacional que duró casi dos horas y que, según la cadena Fox, incluyó una mayor gama de objetivos que los atacados hace un año. Pasadas las 24-48 horas en las que el lunes prometió tomar una decisión, el mundo contiene la respiración. «Estas decisiones no se apresuran», le justificó su embajadora en la ONU.

Desde Moscú, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró tener «pruebas irrefutables» de que el ataque fue un «montaje» de un país «rusófobo» cuyo objetivo consiste en culpabilizar a Moscú y Damasco de semejante acción para justificar una intervención armada. Poco después, el portavoz del Alto Estado Mayor ruso, el general Igor Konashenkov, señalaba sin ambages a Londres como responsable de tal «provocación». Según el general ruso, Londres se valió de los cascos blancos sirios, socorristas civiles, que fueron quienes alertaron del ataque químico.

Llegan los expertos

Los primeros cuatro investigadores de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) ya están en Siria para investigar el supuesto ataque químico, y en breve se sumará un segundo equipo a los trabajos en Duma. La llegada de los expertos de la OPAQ, que ya supervisó la entrega del arsenal químico sirio en el 2013, invita a pensar que el ataque anunciado por Trump podría retrasarse al menos hasta el final de su misión.

La vacilación de Trump a la hora de concretar el ataque se contagió a su homólogo francés, Emmanuel Macron, quien recibió la advertencia de Vladimir Putin de que «es esencial evitar toda acción irreflexiva y peligrosa». Putin insistió «en la necesidad de llevar a cabo una investigación completa y objetiva», lo que han enfriado la posibilidad de un ataque que parecía inminente.