La OTAN se suma al castigo contra Rusia y expulsa a diez diplomáticos

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

OLIVIER HOSLET | efe

Ya son 154 los funcionarios de Moscú que serán deportados por el ataque al exespía

28 mar 2018 . Actualizado a las 08:21 h.

Suma y sigue. La cadena de represalias contra Rusia por el ataque perpetrado el 4 de marzo contra el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia con un agente neurotóxico en suelo británico continúa. Hasta 26 países occidentales se han sumado a la ofensiva del Reino Unido y han anunciado la expulsión de diplomáticos rusos. Una operación coordinada que se salda por el momento con 154 órdenes de deportación. La OTAN fue la última en cerrar filas. El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, puso ayer énfasis en la amenaza que representa Moscú antes de comunicar la expulsión de siete diplomáticos rusos, la denegación de acreditación a otros tres y reducir de 30 a 20 la cifra máxima de su misión diplomática.

«Rusia tendrá reducidas sus capacidades para hacer el trabajo de inteligencia en la OTAN. Es un claro mensaje de que comportarse de forma inaceptable y peligrosa, como lo ha hecho, tiene consecuencias», declaró. Stoltenberg celebró la coordinación de los aliados a la hora de responder: «Rusia ha subestimado la unidad de los socios de la OTAN. Hemos sido capaces de permanecer unidos en la aplicación de sanciones económicas, en incrementar la presencia militar y aumentar gasto en defensa».

El jefe del Pentágono, James Mattis, aplaudió la medida por ser una señal de la «relevancia» que todavía tiene la organización para la protección de sus aliados. «Rusia tiene el potencial de ser un socio de Europa, pero creo que ahora mismo tenemos que reconocer que han elegido buscar una relación diferente con los países de la OTAN», indicó.

El último país de la UE en sumarse ayer a la ofensiva fue Bélgica. Sus autoridades anunciaron la expulsión de un diplomático ruso y dieron el visto bueno a la lista de la Alianza que tiene ubicados sus cuarteles en Bruselas. La lista la completan los 60 de Estados Unidos, 13 de Ucrania y los cuatro respectivos de Canadá, Alemania, Francia y Polonia. Tres por parte de la República Checa, Lituania y Moldavia. Dos en Dinamarca, Italia, España, Holanda, Albania y Australia, uno en Finlandia, Estonia, Letonia, Suecia, Hungría, Croacia, Rumanía, Irlanda, Macedonia y Noruega. «Aún queda trabajo por hacer con los socios internacionales para adoptar una respuesta a largo plazo al desafío que representa Rusia», aseguró ayer el portavoz de Theresa May, quien abrió la veda el 14 de marzo al ordenar la expulsión de 23 diplomáticos rusos.

También queda trabajo por hacer a corto plazo y es que no todos los socios europeos han respaldado las llamada a la unidad con Londres. Países como Grecia, Chipre o Portugal siguen sumidos en el silencio y no aclaran si en los próximos días adoptarán represalias. Sí lo hizo Bulgaria, pero solo para llamar a su embajador a consultas. Luxemburgo se ha negado a acompañar a sus vecinos y Austria, escudándose en su supuesta «neutralidad», tampoco ha querido secundar la iniciativa.

Algo más comprensible en el caso de China, socio ruso. Sus autoridades pidieron ayer «calma» a Occidente para «abandonar la mentalidad de Guerra Fría». Unas palabras que no pueden más que incendiar el ánimo de May, quien ayer volvió a arremeter contra el Gobierno de Vladimir Putin por su «imprudente acto de agresión».

Moscú atribuye las expulsiones al «chantaje colosal» de Estados Unidos a sus aliados

El Gobierno de Rusia atribuyó ayer a «presiones y chantaje» de Estados Unidos la masiva expulsión de sus diplomáticos por parte de más de una veintena de países occidentales, más que al Reino Unido. «Es el resultado de presiones colosales, un chantaje colosal, que constituye, desgraciadamente, el arma principal de Washington en la escena internacional», afirmó el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en Taskent (Uzbekistán), donde participa ayer en una conferencia para la paz en Afganistán.

Lavrov considera que esa es la «forma habitual» con la que actúa Washington y lamenta que queden pocos «países independientes». El canciller avisa que habrá respuesta a las medidas que Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, está coordinando contra su país. «Responderemos, no lo duden, nadie quiere tener que aguantar zafiedades como esas, y nosotros tampoco las vamos a soportar», aseguró.

País a país

Moscú aún no ha decidido cuál será su respuesta, pero la portavoz de la cancillería, María Zajárova, ya adelantó que será «recíproca» y que se tratará a cada país de acuerdo con el número de diplomáticos que haya expulsado o con otras medidas, como es el caso del cierre de un consulado en Seattle (Washington).

Algunos responsables rusos se han mostrado ofendidos por el momento elegido para castigar a Rusia, en referencia a la conmoción que vive el país ante la tragedia de Kemerovo. «Nosotros siempre hemos compartido el dolor de los pueblos europeos o estadounidense cuando la desgracia ha llamado a sus puertas... Es difícil de creer y será más difícil de olvidar», escribía Zajárova en su Facebook. El embajador ruso en EE.UU., Anatoli Antonov, acusaba a Washington de ser «emocionalmente sordo, indiferente y desconsiderado».

Tanto el Ministerio de Exteriores como el Kremlin siguen defendiendo la inocencia de Rusia en el intento de asesinato del espía doble Skripal y su hija. Así lo hacen constar en un comunicado enviado a los medios de comunicación españoles, junto con su «enérgica protesta» por la expulsión de diplomáticos rusos.

El Gobierno de Mariano Rajoy anunció que expulsará a dos agregados de la Embajada de Rusia en Madrid, que tienen siete días para dejar España, plazo que empezó a contar el lunes con la notificación oficial.

Crece la indignación por el trágico incendio en Siberia

DMITRY SEREBRYAKOV | afp

Miles de personas piden la dimisión de Putin, tras los 64 muertos, entre ellos 41 niños, en un centro comercial

R.M. Mañueco 

Por toda Rusia hubo ayer actos en homenaje a los 64 muertos, entre ellos 41 niños, en el letal incendio del domingo en el centro comercial de Kemerovo (Siberia). La más larga, tensa y numerosa fue la llevada a cabo en Kemerovo (500.000 habitantes), en la plaza de los Sóviets, que duró más de nueve horas y en donde se escucharon gritos exigiendo la dimisión de Vladimir Putin y de los dirigentes locales. Había varios miles de personas, entre ellos familiares de los fallecidos, y exigieron la «verdad». Creen que el número de víctimas es superior al de las cifras oficiales.

Los congregados conminaron a Putin y al gobernador de la región, Amán Tuléyev, a salir y dar explicaciones, pero no lo hicieron. Tuléyev afirmó que «fuera hay solo 200 alborotadores». Él y otros responsables estaban reunidos con Putin. El que sí dio la cara, aunque fue para caldear aún más el ambiente, fue el vicegobernador de Kemerovo, Serguéi Tsiviliov, que cometió la enorme torpeza de decirle a un hombre, que perdió a su esposa, hermana y tres hijos en el incendio, que «usted está aquí para adquirir notoriedad aprovechando la sangre». Después pidió perdón.

Tras haber ignorado todo el lunes lo que había pasado el domingo en Kemerovo, Putin voló a la ciudad siberiana ayer. Nada más llegar, depositó flores en el pequeño memorial repleto de velas, fotos y peluches, y después se reunió con los miembros de la célula de crisis. Les dijo que lo sucedido ha sido «por negligencia criminal, por descuido». Prometió que «todos los culpables serán castigados», pero añadió que, mientras no finalice la investigación y se sepa quién debe responder por la masacre, no habrá ceses. Los cinco detenidos se consideran inocentes.

La indignación ha ido en aumento tras saberse que la alarma antiincendios llevaba varios días desconectada, las salidas de emergencia estaban bloqueadas y el personal salió huyendo dejando a decenas de niños atrapados entre las llamas. Se sigue sin saber qué fue lo que provocó el fuego. El foco parece que estaba en la zona infantil al arder gomaespuma por un cortocircuito o porque alguien la prendió.