El consulado de Seattle, el único que seguirá abierto en la costa oeste

Mercedes Gallego NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

27 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una semana después de que Donald Trump felicitase con entusiasmo a Vladimir Putin por su victoria electoral, sin preguntarle siquiera por el intento de asesinato del espía ruso y su hija en Londres, ha ordenado en represalia por ello la expulsión de 60 diplomáticos rusos. A Moscú, que ha estudiado durante años su carácter volátil, no debería sorprenderle. De hecho, sus propios ciudadanos eran los únicos sorprendidos.

Horas después del anuncio, el consulado de Seattle, al que se le ha dado hasta el lunes para cerrar sus puertas, negaba servicios a quienes acudían a la planta 25 para tramitar documentos. «¡He tenido que perder un día de trabajo para esto!», bufaba Luda Rieve al diario Seattle Times. Amén de cogerse un avión para recorrer los 1.500 kilómetros que separan su hogar en San Diego del único consulado ruso que quedaba abierto en la costa oeste, después de que Obama cerrase el de San Francisco en el 2016 como represalia por las interferencias electorales. Solo en el estado de Washington viven 88.000 rusos, pero las instalaciones cerradas servían también a otros diez estados del oeste americano, desde Alaska hasta Wisconsin. Eso deja abiertos solo tres consulados en todo el país: Houston, Nueva York y Washington DC.

El barrido también incluye a 14 diplomáticos que servían al Gobierno ruso en su misión ante la ONU de Nueva York, porque «utilizaban las Naciones Unidas como un refugio seguro para actividades peligrosas», dijo la embajadora estadounidense ante esa organización, Niki Halley. Secretaria de Estado de facto hasta que Mike Pompeo ocupe ese cargo, acusó a Rusia de ser «un factor desestabilizador en el mundo» y prometió: «No nos quedaremos con los brazos cruzados ante la mala conducta de Rusia».

Perplejidad en Boeing

La perplejidad también cundió entre los ejecutivos de empresas como Boeing, que ha sido utilizada como excusa para justificar el cierre del consulado ruso en Seattle, repentinamente demasiado cerca de los secretos militares que encierran la base naval de submarinos nucleares en Bangor y la centenaria empresa que fabrica desde misiles a aviones militares.

Boeing tiene relaciones comerciales muy cercanas con Rusia, que le proporciona titanio para sus aviones, y recibe frecuentemente en sus instalaciones a ingenieros rusos.