Xi inaugura su dinastía en China pero prohíbe que se le llame «emperador»

sara r. estella CORRESPONSAL / PEKÍN

INTERNACIONAL

GREG BAKER | AFP

Extrema la censura en la red y bloquea expresiones como «subir al trono» o menciones al oso Winnie the Pooh

04 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La decisión del Partido Comunista chino de eliminar el límite de dos mandatos consecutivos para el presidente y el vicepresidente del país sigue generando comentarios y análisis diversos una semana después de su anuncio. Xi Jinping inicia su dinastía, y mientras la sociedad asimila la noticia, la censura borra la palabra emperador y toda expresión que pueda interpretarse como una crítica a esta reforma constitucional. Por su parte, la prensa oficial china matiza que no implica que Xi Jinping se vaya a perpetuar en el poder de por vida.

Esta reforma será previsiblemente aprobada por la Asamblea Nacional que empieza mañana en Pekín. En un claro ejercicio para preparar el terreno, el Diario del Pueblo, principal portavoz del régimen chino, aseguró esta semana que la reforma pretende «asegurar a largo plazo la paz y la estabilidad del país y del Partido» y precisó que «no significa que se vaya a cambiar el sistema de jubilación para los líderes». En la misma línea se pronunciaron el resto de medios oficiales chinos mientras, en Internet, la engrasada maquinaria censora borraba cualquier término sospechoso.

Palabras bloqueadas

«Subir al trono» o «emigración» fueron, junto a «emperador», algunas de las palabras y expresiones bloqueadas en las redes sociales chinas. El popular osito de dibujos animados, Winnie the Pooh, también ha sido víctima de la censura. Muchos internautas bromean desde hace más de un año asegurando que la postura del oso es igual que la del presidente Xi Jinping y en esta ocasión circuló una viñeta de Winnie the Pooh abrazando una tinaja rebosante de miel y diciendo: «Encuentra algo que te guste y no lo sueltes».

Hasta ahora la Constitución china solo permite encadenar dos mandatos de cinco años consecutivos y, entre ambos, el presidente debe señalar a un sustituto. Una medida que en 1982 impulsó Deng Xiaoping, el artífice de la apertura, para iniciar un liderazgo colectivo dentro del Partido y evitar que se repitieran el caos y la represión de la época de Mao, cuando todo el poder lo acumulaba un solo líder.

Posible vuelta al pasado

El anuncio de esta reforma hizo saltar las alarmas entre buena parte de la sociedad y de los intelectuales, que lo interpretan como una vuelta al pasado, al autoritarismo de Mao. «Si rompemos por completo la Constitución de 1982, sin duda será un atraso, pero creo que esa no es la intención del presidente Xi. La duración es solo un trámite, la clave es ver que hace después», explica a La Voz el analista independiente Hu Xingdou. «Si este cambio supone una vuelta al fascismo o a lo que fue aquí la Revolución Cultural, será un auténtico fracaso. Pero si ese poder se emplea para intensificar la reforma y la apertura, para estimular la economía de libre mercado en China para que la reconozcan como economía de mercado en Estados Unidos, Europa y Japón, será una buena decisión», considera el profesor Hu Xingdou.

Ante esas dudas, el diario oficial China Daily, en un editorial publicado en inglés, aseguró que la reforma constitucional pretende «hacer más feliz la vida del pueblo chino». «Un liderazgo fuerte del Partido Comunista ha demostrado ser un factor decisivo para lo que este país ha logrado tanto económica como políticamente en las últimas cuatro décadas», aseguró el rotativo en un claro intento por aplacar la incertidumbre y el malestar social por la decisión que miles de internautas no han dejado de expresar.