Colombia: elecciones legislativas, primera vuelta de las presidenciales

La Voz

INTERNACIONAL

JOAQUIN SARMIENTO

Algo más de 36 millones de colombianos podrán acudir a las urnas el próximo domingo para elegir a sus representantes en el Congreso y el Senado. Estas elecciones legislativas tienen todo los visos de convertirse, en la práctica, en la primera vuelta de las presidenciales del próximo 27 de mayo

04 mar 2018 . Actualizado a las 13:10 h.

De las elecciones del 11 de marzo saldrán 108 senadores, de los cuales 100 son de circunscripción nacional, dos por la circunscripción especial indígena y cinco representarán al partido FARC, según lo acordado en el proceso de paz con la ex-guerrilla. El senador restante será el candidato a la Presidencia de la República que ocupe el segundo lugar en las votaciones de las presidenciales.

Para la Cámara de Representantes elegirán 172 parlamentarios, de los cuales 161 corresponden a los 32 departamentos y el Distrito Capital, dos ar la circunscripción de las comunidades afrodescendientes, uno por la comunidad raizal del departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, uno por la circunscripción de las comunidades indígenas, y otro por la circunscripción internacional. El número de representantes se completará con los cinco reservados al partido FARC.

Al Senado se presentan candidatos 16 partidos a nivel nacional y siete por la circunscripción especial indígena. Para la Cámara de Representantes la representación es mucho mas diversa, pues por cada departamento concurren diferentes listas y coaliciones.

JAIME SALDARRIAGA

Distintos analistas coinciden en que estas elecciones parlamentarias serán, en la practica, una primera vuelta de la primera vuelta de las presidenciales del próximo 27 de mayo en las que todo apunta al comienzo de una nueva era para la política colombiana.

La derecha, lidera por los ex presidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, cuyo principal nexo de unión es su posición critica, cuando no hostil, con el proceso de paz, ya ratificó formalmente la pasada semana su alianza y suscribieron un documento en el que prometen la «reconstrucción» del país y la defensa de «políticas democráticas, amigas del progreso y enemigas de la corrupción».

Ambos ex mandatarios, el primero como líder del Centro Democrático y el segundo del Partido Conservador, encabezan la oposición de parte de la sociedad a los acuerdos rechazados en el plebiscito y que tras ser modificados fueron aprobados por el Congreso. En función de los resultados que obtengan el domingo, elegirán los candidatos a presidente y vicepresidente. Los tres aspirantes con más posibilidades son el sanador Iván Duque, la ex ministra conservadora Marta Lucía Ramírez y el ex procurador Alejandro Ordóñez.

Por la derecha también compite Germán Vargas Lleras, ex-vicepresidente con Santos y Humberto de la Calle, ex-negociador del proceso de paz, que representará al Partido Liberal, más escorado hacia el centro, que pretende aglutinar los votos de los siete millones de colombianos que votaron sí en el plebiscito.

Un matemático

El centro, una vez más es el espacio político más disputado, según la mayoría de los sondeos, apuesta por Sergio Fajardo Valderrama, un matemático de profesión que se lanzó a la política a los 43 años -hace 18- como alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia, el en otro tiempo feudo de Pablo Escobar. Es la segunda vez que se presenta a las presidenciales con el respaldo del Polo Democrático Alternativo y el Partido Verde. Es el favorito en tres de las cuatro encuestas publicadas en los últimos días. Su éxito, según distintos analistas radica en que no asusta ni a la izquierda ni a la derecha.

Diana Calderón, directora de los servicios informativos de la cadena colombiana Caracol Radio, define a Fajardo como «un candidato que quiere imponer una forma de hacer política sin maquinarias». Añade que la elección de la politóloga y senadora por el partido Alianza Verde, Claudia López como candidata a vicepresidenta, «no se sabe si le dará votos, pero sin duda le aporta la valentía con la que ha enfrentado a sus contradictores, la lucha contra la corrupción, y la forma como hace respetar a las minorías en un país homofóbico».

En una recuente entrevista concedida a New York Times en español, Fajardo se presenta así: «soy un político del siglo XXI que empezó tarde en esto; además estudié un doctorado en lógica matemática en la Universidad de Wisconsin, entonces mi forma de entender la política es diferente y no estoy atrapado en esas casillas cerradas. Valoro la capacidad de tener unos principios, de articularnos con otros, convocar para trabajar y romper todas esas estructuras rígidas del pensamiento. Estamos por encima de izquierda o derecha, no cabemos en esas categorías y esa es la política que he hecho, cívica e independiente, y hasta ahora nos ha ido muy bien».

Venezuela

En relación con la crisis venezolana que ha provocado la huida de de más de 600.000 ciudadanos hacia Colombia, Fajardo Valderrama también tiene las ideas claras: «Creo -dice en esa misma entrevista- que ni Colombia ni el mundo se han dado cuenta de las dimensiones del problema que tenemos con Venezuela. La razón de eso es que ese gobierno, al que me gusta calificar como la dictadura del siglo XXI, está rompiendo la democracia porque no respeta las bases de gobernabilidad. En Venezuela podemos ver lo que significa destruir una sociedad y un país rico por las malas decisiones políticas y económicas, todo eso es lo que causa esta migración tan extraordinaria y no hay otro responsable que el gobierno de ese país».

Asegura que si gana las elecciones lo primero que hará cuando llegue al Palacio de Nariño será convocar el gran pacto nacional por la educación «para pasar de la guerra, la destrucción y la corrupción a la inteligencia, que es el talento que tenemos».

Su principal competidor en las encuestas es Gustavo Petro, ex guerrillero del M-19 y ex-alcalde de Bogotá, que se presenta encabezando la candidatura de Colombia Humana. Especialmente hábil en el manejo de las redes sociales, en las que, como Trump, centra su campaña, despierta pasiones de amor y de odio. Es un populista, filochavista que ya avisó que si gana, lo primero que hará será convocar una Asamblea Nacional Constituyente, sin precisar si seguirá los postulados de la promovida por el ex-comandante golpista o los de la de su sucesor Nicolás Maduro. Solo deja caer que «las leyes son cuerpos políticos fluidos y acomodables».

Se le define en las crónicas como «un populista a carta cabal» que goza de un «verbo elocuente» y tiene la capacidad de «leer la expectativa de su auditorio y decir a la gente lo que quiere oir». Dice que quiere acabar con la corrupción y eliminar la pobreza. Las críticas que recibe de su gestión como alcalde de Bogotá las convierte en herramientas para mostrar que es «un perseguido político».

Con este panorama, a poco que acierten las encuestas, lo único que parece claro a estas alturas es que los colombianos están hartos de los partidos tradicionales y de su actual clase política. Allá para el mes de agosto, cuando José Manuel Santos, el paradigma del pragmatismo político, haga la mudanza a su domicilio particular para, según unas declaraciones recientes suyas, ejercer de abuelo, el Palacio Presidencial, la Casa de Nariño acogerá a Fajardo o a Petro. Ese día comenzará una nueva era para ellos, pero también se dejará sentir, para bien o para mal en los países de su entorno, especialmente Venezuela.