Tregua en Guta, 500 muertos después

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

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La ONU aprueba el alto el fuego sin plazo de entrada en vigor para evitar el veto ruso

25 feb 2018 . Actualizado a las 08:34 h.

Guta Oriental sobrepasaba la cifra de los 500 muertos cuando llegó este sábado el acuerdo en la sede de la ONU, a miles de kilómetros de distancia. El Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad un alto el fuego de 30 días en toda Siria. La votación sorteó el veto de Rusia, después de tres días de duras negociaciones de una resolución que llevaba sobre la mesa quince días y cuya aprobación se convirtió en urgente ante la brutal ofensiva del régimen sobre el enclave rebelde Guta Oriental. La embajadora estadounidense, Nikki Haley, criticó con dureza al Kremlin por «retrasar» la votación. «En los tres días que tardamos en acordar esta resolución, ¿cuántas madres han perdido a sus hijos?», se preguntó.

Para ganar la aprobación de Moscú, el gran aliado de Bachar al Asad, hubo que cambiar el término «inmediato» para indicar el inicio de la tregua por «cuanto antes». Así el texto, impulsado por Suecia y Kuwait, «demanda» a todas las partes enfrentadas un alto el fuego humanitario, sin plazo de entrada en vigor, de al menos 30 días en la totalidad del territorio sirio. Sí podrán continuar las operaciones militares contra grupos considerados terroristas por la ONU: el Estado Islámico o el Frente al Nusra. Una vez que el cese de las hostilidades sea efectivo, todas las partes deben permitir el acceso de convoyes humanitarios. También la entrada de personal médico para atender a heridos y enfermos, o si es necesario proceder a su evacuación.

Al menos 510 civiles, incluidos 127 niños, han muerto en los siete días de ataques sobre Guta Oriental, según el último recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Un escenario calificado como «un infierno en la tierra» por el secretario general de la ONU, António Guterres.

En Guta falta de todo, después de casi cinco años de asedio del régimen de Bachar al Asad. En esta zona rural considerada la huerta de Damasco, resisten unas 400.000 personas. Los alimentos básicos escasean y son caros. Una bolsa de pan cuesta cuatro euros, un kilo de azúcar casi cinco y uno de arroz otros cuatro.

Solo unos pocos habitantes se aventuran a salir a la calle para comprar comida para sus familias, escondidas en subsuelos, o conocer el estado de salud de sus allegados, según un corresponsal de la AFP en el terreno. Las tasas de desnutrición han alcanzado niveles sin precedentes, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, con un 11,9 % de los niños menores de cinco años con desnutrición aguda.