La locomotora alemana avanza pese a seguir sin Gobierno

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Bernd von Jutrczenka | DPA

Pese a la crisis política sin precedentes, las exportaciones y el empleo siguen al alza

10 ene 2018 . Actualizado a las 08:20 h.

Angela Merkel vive sus horas más bajas desde que el pasado noviembre no lograra sacar adelante las negociaciones con los ecologistas y los liberales para formar un Ejecutivo tras las elecciones generales del 24 de septiembre. Un fracaso inesperado que la ha debilitado más que nunca y sumido al país en una crisis política inédita. La única opción que le queda para evitar nuevos comicios es reeditar la gran coalición con los socialdemócratas, que de llegar a buen puerto, no se materializará hasta muy avanzado el 2018. «No exagero si digo que el mundo espera que estemos en condiciones de actuar», afirma la líder conservadora, consciente de que Bruselas sigue de cerca cada movimiento en la primera potencia europea, que ha comenzado el año con el Gobierno en funciones más largo de su historia. Sin embargo, mientras arrecia la presión de sus vecinos, la economía germana continúa rindiendo a pleno gas, ajena a todo.

Alemania acaba de cerrar el 2017 con 44,3 millones de personas laboralmente activas, lo que supone el mayor incremento en una década, con un repunte del 1,5 % respecto al año pasado y la cifra de ocupación más alta desde la reunificación del país en 1990. Asimismo, el número de parados cayó en 0,4 puntos hasta los 2,5 millones de personas, 158.000 menos que en el 2016, confirmando así la tendencia alcista de la última década, pese a que unos tres millones de trabajos son precarios. 

Casi pleno empleo

Los números arrojan una tasa cercana al pleno empleo: un 5 % de paro (en España supera el 15 %). Es más, el mayor peligro al que se enfrenta el mercado laboral es la falta de mano de obra cualificada en determinados sectores, como la educación o la sanidad, que se agravará en los próximos 15 años por la llegada de inmigrantes y la jubilación de 1,5 millones de empleados.

Según publicó ayer la Oficina Federal de Estadística, las exportaciones, el pilar de la economía germana por antonomasia, sumaron en noviembre 116.500 millones de euros, es decir un 4,1 % más que en octubre y un 8,2 % más que en el mismo periodo del año anterior. La demanda de productos con el sello Made in Germany trepó un 8 % en los países de la Unión Europea, mientras que las exportaciones fuera del bloque se incrementaron un 8,4 %. «Los mayores aumentos de pedidos proceden de EE.UU. China», explica Olaf Wortmann, de la Federación de fabricantes alemanes de maquinaria e instalaciones industriales. 

Como consecuencia, el Producto Interior Bruto, que ya había crecido un 0,9 % en el primer trimestre y un 0,6 % el segundo, cerró los tres últimos meses del ejercicio con una nueva subida del 0,8 %, impulsado por el comercio exterior, la exportación neta y las inversiones. Este dato llevó a los dos principales centros de estudios económicos a corregir al alza sus pronósticos de crecimiento para el 2017, hasta el 2,3 %, su mayor tasa desde el 2011. Pero además, el instituto Ifo prevé que el PIB escalará al 2,6 % en el 2018 y al 2,1 % en el siguiente ejercicio. Por su parte, el instituto de la Economía Mundial de Kiel (IfW) sitúa esos porcentajes en el 2,5 % y el 2,2 % respectivamente. «El impulso del año pasado se va a extender», insiste el presidente del Ifo, Clemens Fuest.

A su juicio, lo preocupante es el superávit estatal, que podría alcanzar los 62.100 millones de euros en el 2019, y el superávit por cuenta corriente, que se estima que habrá rozado los 278.000 millones para entonces, llegando a representar el 7,8 % del PIB En opinión de Stefan Kooths, director del centro de Pronósticos del IfW, la economía germana está rindiendo por encima de su potencial medio, lo que conlleva un riesgo a medio plazo. Paralelamente, los sectores de la industria y la construcción instan a los partidos políticos a no olvidar las amenazas que suponen el brexit y el proteccionismo estadounidense para la economía mundial y a acelerar el ritmo de la negociación. El próximo Gobierno debe ser capaz de dar «una respuesta alemana» a las propuestas de reforma europea que plantea el presidente francés, Emmanuel Macron, sostiene la Federación del comercio mayorista, exportaciones y servicios (BGA).