Siria solo deja salir a cuentagotas a los enfermos del mayor bastión rebelde

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

ABDULMONAM EASSA | Afp

Erdogan califica como «terrorista» a Bachar al Asad y le pide que abandone el poder

28 dic 2017 . Actualizado a las 07:17 h.

La pequeña Ingy tiene ocho años, es hemofílica y sonríe abrigada con una chaqueta rosa, guantes y un gorro rojo que oculta sus rizos. En una ambulancia cercana se encuentra Mohamed, de un año y dos meses, que padece el síndrome de Guillain-Barré y está recostado sobre las piernas de un empleado de la Media Luna Roja. Los dos forman parte del grupo de 29 personas enfermas graves que fueron evacuadas este miércoles del principal bastión que les queda a los rebeldes sirios en las afueras de Damasco, en Guta Oriental.

Se trata de un primer paso «crucial», según la Sociedad Médica Siria Americana [SAMS, por sus siglas en inglés], organización sobre el terreno que subraya su condición de cataplasma. Esas 29 personas, recuerda, son tan solo «una pequeña fracción» de los 641 casos graves que necesitan salir urgentemente de una zona asediada por las tropas de Bachar al Asad desde 2013.

El cerco mantiene embolsadas a unas 400.000 personas, la mitad de ellas menores, y ha traído consigo una grave penuria que llevó a Naciones Unidas a dar la voz de alarma en repetidas ocasiones exigiendo la evacuación de al menos 500 enfermos muy graves. Esta cifra está disminuyendo pero no porque se estén curando sino porque mueren, alertó el pasado día 21 el jefe del grupo de trabajo humanitario de la ONU para Siria, Jan Egeland. No hay medicinas ni equipamiento sanitario, tampoco electricidad, ni gas ni combustible, se lamenta el portavoz de la Defensa Civil siria en Guta Oriental, Mahmud Adam, cuya organización presta labores de rescate en zonas fuera del control del Gobierno

En contrapartida por la evacuación, el Ejército del Islam, una de las principales facciones en la zona cercada, liberó a 26 prisioneros entre los que hay también ocho menores y que habían sido capturados durante combates en la zona de Adra, al norte de la capital, o que estaban bajo su control tras ser hallados en centros de detención de la antigua filial de Al Qaida. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, habrían cruzado a zonas bajo el control del Ejército a través del paso de Wafidin, que separa Guta Oriental de las áreas dominadas por las fuerzas gubernamentales, aunque esta versión no pudo ser contrastada.

La jornada dejó ver, por lo demás, un nuevo pulso de gallos. El presidente turco, de visita oficial en Túnez, afirmó este miércoles que ninguna solución es posible mientras Al Asad, al que calificó de «terrorista», siga en el poder. «Es absolutamente imposible que se produzcan avances si continúa en Siria», declaró durante una rueda de prensa junto a su homólogo tunecino, Béji Caïd Essebsi, en el palacio presidencial de Cártago. En respuesta, el Gobierno de Damasco afirmó que Erdogan también es responsable del derramamiento de sangre en Siria. Una fuente de Exteriores, citada por la agencia de noticias SANA, aseguró que «la agresión» y la entrada de fuerzas turcas en el territorio sirio revelan que Turquía respalda al «terrorismo takfirí» (musulmán radical).