Los nacionalistas arrasan en Córcega

alexandra f. coego PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

PASCAL POCHARD-CASABIANCA | Afp

Pese a su amplia mayoría, no proyectan por el momento plantear la independencia

11 dic 2017 . Actualizado a las 08:06 h.

La coalición nacionalista Pè a Corsica logró ayer una amplia mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones territoriales y se consolida así como la principal fuerza política de la isla. Con un 57,39 % de los votos (escrutinio provisional), la lista liderada por el autonomista Gilles Simeoni gobernará a partir del 1 de enero, cuando los departamentos de Alta Córcega y Córcega del Sur se unifiquen para formar una sola colectividad territorial.

«Esperamos los resultados definitivos, pero la tendencia es extraordinaria», se felicitó Simeoni, exalcalde de Bastia, la segunda ciudad más importante de Córcega. El líder independentista Jean-Guy Talamoni, quinto en la lista de Pè a Corsica, también celebró la victoria, la cual espera que dé peso a los nacionalistas en las negociaciones con París. «Si se confirma, será muy fuerte», aseguró.

Pese a la amplia victoria de los nacionalistas, la baja participación dejó un mal sabor de boca. Una hora antes del cierre de los colegios electorales, tan solo el 44 % de los corsos llamados a las urnas habían acudido a votar, muy por debajo del 60,33 % de los que lo hicieron en las elecciones territoriales de 2015.

Simeoni, que acudió a votar por la mañana, confesó a su salida del colegio electoral de Bastia que esperaba «incluso más participación». «Puede que la primera vuelta haya tenido un efecto desmovilizador», aventuró el nuevo presidente, quien arrasó también en la primera votación con el 45,36 % del escrutinio. En esta segunda ronda, los nacionalistas confirmaron que no tienen una auténtica oposición en la isla: la lista de En Marcha tan solo obtuvo el 15,2 % de los votos, seguida por la de la derecha regionalista, con 14,8 %, y la de Los Republicanos, con un 9,9 %. 

Otras prioridades

Pese a contar en sus filas con los independentistas, Gilles Simeoni ha insistido en que dejará la cuestión de la independencia de Córcega fuera de las exigencias a la hora de negociar con el palacio del Elíseo. Por ahora, la prioridad del autonomista es conseguir un estatuto de autonomía de aquí a tres años, amnistía para los «presos políticos», cooficializar la lengua corsa y crear el estatus de residente para frenar la especulación inmobiliaria en la isla.

Y es que, más allá de sus diferencias con respecto al Gobierno de París, la coalición nacionalista Pè a Corsica no llevaba en su programa electoral la consecución de la independencia.

De hecho, ni siquiera Jean-Guy Talamoni se la plantea a medio plazo, ya que considera que en el próximo decenio la independencia no es viable. Entiende que si en el futuro puede llegar a serlo tiene que pasar previamente por una etapa en la que se garantice un desarrollo económico que permita a Córcega, la región menos desarrollada de la Francia metropolitana, responder a sus necesidades. Córcega no será la Cataluña de Macron.