Honduras avanza de nuevo hacia el caos, sin que se aclare quién será el presidente electo

INTERNACIONAL

ORLANDO SIERRA | AFP

Las elecciones presidenciales, legislativas y locales del pasado 26 de noviembre siguen sin tener un claro ganador

09 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La violencia y las protestas están sumiendo de nuevo a Honduras en el caos. Las elecciones presidenciales, legislativas y locales del pasado 26 de noviembre, que siguen sin tener un claro ganador. Las calles de Tegucigalpa y otras ciudades recuerdan el clima que ya vivió el país hace ocho años tras el golpe contra Manuel Zelaya.

Honduras es uno de los países más pobres y violentos de América Latina que nunca ha sido particularmente estable. Sufre las consecuencias de ocupar un lugar estratégico de paso del tráfico internacional de drogas. Es un pequeño país, en gran parte despoblado, con salida a los dos océanos y fronteras con NIcaragua, Salvador y Guatemala, por el pasan anualmente entre 140 y 300 toneladas de cocaína.

Allí campan por sus respetos las grandes organizaciones criminales del sector, especialmente los carteles mexicanos. Según documentos del Departamento de Estado citados por el portal especializado InSight Crime, entre 2008 y 2011 los vuelos sospechosos de transportar droga entre Venezuela y Honduras se multiplicaron: en 2009 por Honduras pasaron 239.000 de los 622.000 kilos de cocaína que ese año atravesaron el corredor centroamericano. La reapertura del corredor hondureño ocurrió durante la administración de Zelaya, quien al ser depuesto contó con la protección y el apoyo de Hugo Chávez, y su sucesor Nicolás Maduro, actual presidente de Venezuela.

Según  esa misma fuente, tras el golpe de Estado contra Zelaya, que exacerbó la inestabilidad  del país, una buena parte de los grupos de narcotraficantes colombianos cambiaron sus rutas hacia Honduras convirtiendo el país en el principal punto de transferencia de la cocaína a los carteles mexicanos. Antes, los nexos criminales entre ambos países habían tenido como máximo exponente al capo hondureño José Ramón Matta Ballesteros, del que sus ramificaciones familiares llegaron al Galicia a finales de los años ochenta.

Todo ello, sumado a la proliferación de sofisticadas pandillas callejeras ha convertido a la policía hondureña en una de las más corruptas de Latinoamérica y a los ciudadanos y empresas en víctimas de la extorsión y el secuestro.

En los últimos años, la tasa de homicidios de Honduras se ha disparado, en parte, debido al aumento de la actividad criminal. En 2011, Honduras registró 7.104 asesinatos, lo que puso la tasa de homicidios en 91,6 por cada 100.000 habitantes, y la convirtió en una de las más altas del mundo, según las cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). San Pedro Sula, una ciudad en la parte noroeste del país, también ha superado a Ciudad Juárez de México como la ciudad más violenta del mundo. Para los hombres jóvenes entre las edades de 20 y 34 años, la tasa de homicidios en Honduras supera los 300 por cada 100.000.

Las elecciones

En este contexto se desarrollaron las elecciones del pasado 26 de noviembre. Juan Orlando Hernández, el actual presidente, en el cargo desde 2013, principal aliado de los Estados Unidos en la zona, pudo concurrir a las mismas tras una polémica interpretación sui generis de la  Corte Suprema -previamente remodelada a la medidas de sus intereses- del texto constitucional que prohibía la reelección. Eso fue lo que quiso hacer en su día el depuesto  Manuel Zelaya pero el ejército frustró sus planes y lo expulsó del país.

 A pesar de que Hernández centró su campaña en vender al electorado unos supuestos logros en la lucha contra la violencia que asola el país-las estadísticas tampoco son muy fiables- le costó convencer a los hondureños. De confirmarse, su victoria sobre el opositor Salvador Nasrralla será pírrica: un punto y medio.

 Los señalamientos de un posible fraude empezaron desde antes del domingo 26 de noviembre, fecha de la elección. Una investigación de The Economist reveló un audio en el que miembros del Partido Nacional del presidente Juan Orlando Hernández, hablaban de un supuesto plan alternativo en caso de no ganar la elección.

 Y luego vino el conteo. Horas después del cierre de urnas, con 57 % de las actas escrutadas, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) daba una ventaja de poco más de cinco puntos porcentuales a Salvador Nasralla, candidato de la oposición  apoyado por  el expresidente Manuel Zelaya. Pero tras dos fallas en el sistema de transmisión de datos, el TSE daba la ventaja a Hernández, algo que provocó dudas incluso a un funcionario responsable del conteo, según publica El Faro de El Salvador.

La secretaría general de la Organización de Estados Americanos(OEA), emitió el pasado día seis un duro comunicado en el que denuncia la “falta de garantías u de transparencia de estas elecciones” y no descarta pedir que se repitan en caso de que el Gobierno no consiga disipar las dudas en cuanto al recuento de votos que da por ganador a Orlando Hernández.

La proclamación oficial del ganador de estas polémicas eleciones, si es que al final no se repiten, aún tendrá que esperar semanas, Mientras tanto, la incertidumbre en la calle sigue, la represión también y América Latina sigue acumulando crisis.