Macri investigará la responsabilidad de la Armada en la tragedia del San Juan

Paula Sabajanes BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Atlas TV

El ministro de Defensa decide abrir 40 sumarios a otros tantos altos mandos

24 nov 2017 . Actualizado a las 22:09 h.

«El dolor es mucho pero estamos juntos» declaró este viernes emocionado el presidente argentino, Mauricio Macri en su primera comparecencia pública desde el inicio de la búsqueda del submarino San Juan, perdido hace diez días con sus 44 tripulantes en las aguas del Atlántico Sur. Macri garantizó que se continuará con las tareas de rastreo para dar con el sumergible y agradeció a la comunidad internacional por «semejante muestra de apoyo y afecto».

En un tono cercano, el mandatario puso paños fríos a una crisis traumática para el país que reabre la relación distanciada entre el poder civil y el militar que dejó en legado la dictadura. «Es un momento difícil para todos pero particularmente para las familias» de los submarinistas advirtió mientras pedía «el máximo de los respetos» para ellos y «garantizar» que se va a continuar con el operativo para localizar la nave. El presidente suspendió este viernes todos los puntos de la agenda que no tenían que ver con este tema y prometió una «investigación seria, dura y que arroje certezas para entender por qué un submarino que estaba en perfectas condiciones para navegar sufrió una explosión».

La presencia del presidente en el edificio Libertad, sede de la Armada, para realizar un seguimiento pretende reforzar su liderazgo en una crisis de la estuvo alejado en un principio. Su entorno dejó trascender estos días su malestar y el del ministro de Defensa, Oscar Aguad, por la demora en recibir información de la situación por la que atravesaba el San Juan. La agencia Telam informó de que Aguad ya inició 40 sumarios a otros tantos mandos de la cúpula de la fuerza para determinar responsabilidades. La agencia Efe, por su parte, informó citando fuentes oficiales que el presidente tiene la intención de destituir a los altos mandos una vez se haya encontrado la nave

Sin embargo, Macri impuso este viernes una línea de calma para no abrir ahora un conflicto que comprometa la colaboración internacional. «Hasta que no tengamos la información completa no podemos aventurarnos a buscar responsables. Primero tenemos que tener certezas». Para amortiguar los estridentes reclamos de las familias recelosas de la información oficial, insistió en su «compromiso con la verdad» y se encomendó al resultado de la investigación.

Los cortocircuitos con los mandos militares por la gestión de la crisis han dado a Macri un dolor de cabeza inesperado en un escenario favorable para él después de una victoria electoral histórica en las legislativas de octubre que lo proyecta hacia la reelección en el 2019. El portavoz oficial de la Armada, Enrique Balbi, descartó este viernes cualquier clase de malestar entre el Gobierno y la Armada por la gestión del rescate y negó tener información sobre la renuncia del jefe de la Armada, Marcelo Srur, que sonaba en los medios como un hecho consolidado.

El kirchernismo también ha salido a defender su administración del área militar durante su Gobierno. La exministra Nilda Garré dio detalles de la reparación de media vida del submarino en astilleros nacionales para prolongar su vida útil y acallar las voces críticas que se sumaron a las denuncias de los familiares por el estado de abandono de la nave. El peronismo ha interpelado en el Parlamento al ministro para que responda por la gestión de la crisis. La oposición reclamó una comisión bicameral especial para «para que investigue a fondo semejante tragedia».

La Marina prosigue la búsqueda, pero a un padre ya le dieron el pésame

Argentina continúa en «shock» por un desenlace que se da por descontado pero que no acaba de confirmarse. La Armada mantiene la misión de búsqueda, que su portavoz oficial, el capitán Enrique Balbi, considera «muy difícil» y que al momento no ha podido detectar la ubicación de la nave. Balbi defendió que el operativo cuenta «con la mejor tecnología disponible» porque participan «los mejores medios navales, aeronaves y sensores» de 13 países a los que se ha sumado Rusia con una potente aeronave. Esa vanguardia tecnológica permitiría recuperar el sumergible de una profundidad de hasta 600 metros. Según los detalles de los sensores que captaron la explosión en la mañana del miércoles 15 en un punto a 430 kilómetros del golfo de San Jorge, el lecho del mar en ese punto estaría a unos 500 metros de profundidad, al borde del talud continental que baja inmediatamente hasta los 1.500 metros.

El ambiente en la base naval de Mar del Plata ha cambiado después de la confirmación de la explosión. Una tensa calma impera ahora, tras las desoladoras imágenes de las familias desgarradas. En su enardecida desesperación, muchas personas abandonaron la base como si pudiesen huir así de la tragedia. Es el caso de la madre de un almirante que reclamó al presidente Macri que «ponga orden» y pidió al jefe de la Armada, Marcelo Srur, «que se vaya si no está en condiciones». «Me vuelvo a Punta Alta, no quiero que me mientan más», manifestó. Otras familias, sin embargo, regresaron en procura de información. «Voy a seguir viniendo hasta que encuentren el submarino», aseguraba una de las esposas que todavía no perdió la esperanza. Contrasta con su situación la de Luis Tagliapietra, padre de uno de los tripulantes, quien confesó que a pesar de que la Armada aún no habla oficialmente de muertos, a él ya le dieron el pésame.

La factura de la tensa relación entre el poder civil y el militar

Mientras la prensa local vaticina una purga en la Marina no son pocos los observadores que dirigen el foco hacia las, a menudo, tensas relaciones entre el poder civil y el militar que legó al país la dictadura. Tanto la represión, que dejó unos 30.000 desaparecidos entre 1976 y 1983, como la herida que abrió la guerra con el Reino Unido por las Malvinas en 1982, sembraron el desprestigio de los militares en amplios sectores de la sociedad.

Se tradujo en que los distintos gobiernos no tuvieron como prioridad el desarrollo de una política de defensa ni la refundación de las fuerzas armadas. El abandono y el menosprecio hacia el mundo castrense se agravó durante los gobiernos de los peronistas Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015), que hicieron de los derechos humanos una de sus banderas preferidas.

El presupuesto se redujo, el armamento quedó obsoleto, y la factura llega ahora en forma de tragedia, con la pérdida del San Juan. Macri buscó desde su llegada al poder recuperar la imagen de las fuerzas armadas, pero Argentina sigue lejos de igualar el poderío militar de países vecinos como Chile. Y es que pasados 34 años del regreso de la democracia, las nuevas generaciones de militares arrastran la mala fama que se ganaron sus antecesores.