Las familias esperan que el dispositivo de búsqueda de sus frutos cuando el oxigeno en la nave empezaría a escasear
22 nov 2017 . Actualizado a las 22:57 h.«Hoy tiene que ser el día» del rescate, se ilusiona Jessica Gopar en una emotiva carta a su esposo, Fernando Santilli, uno de los 44 tripulantes a bordo del ARA San Juan, el submarino argentino desaparecido en el Atlántico Sur desde hace una semana. La mujer ruega por el regreso de su marido, de 35 años, y padre de su bebé de tan solo un año, Stefano, que durante su ausencia aprendió a decir 'papá', según cuenta en una misiva dirigida a Fernando, y que publicó a través de su cuenta de Facebook. «Hola Fernando. No sé qué estará pasando en tu calma o en tu desesperación. Acá cada día se hace más duro. Hay momentos de esperanza y otros de mucha congoja», describe Jessica en la carta a su esposo junto a una fotografía de los dos con su hijo pequeños. «Hay mucha gente orando, rezando por ustedes, no se imaginan cuánto. Stefano aprendió a decir papá», dice.
Oriundo de Mendoza, una provincia recostada sobre la Cordillera de Los Andes, unos mil kilómetros al oeste de Buenos Aires, Santilli eligió mudarse con su familia a la ciudad portuaria de Mar del Plata (400 km al sur de la capital) para entrar en la Armada, siguiendo los pasos de un tío. «Estoy acompañada, protegida por la familia, tus compañeros, conocidos y amigos. No hay momento que no rece porque los rescaten. Hoy tiene que ser ese día», sigue el emotivo mensaje. Termina rogando por un milagro, a Dios, pero también al «señor comandante» del submarino, el capitán de fragata Pedro Martín Fernández, a quien le «implora que haga lo imposible porque salga a superficie». «Hay 44 vidas que tiene en sus manos, usted decide. Dios hará el milagro. Te espero mi amor. Nos vemos pronto», sentencia Jessica llena de esperanza. El lunes, la mujer había tuiteado: «Es duro, desalentador por momentos pero tienen que encontrarlos. Dios está poniéndome una prueba de fe muy grande».
Una semana sin saber nada del Ara San Juan
El submarino militar argentino ARA San Juan no da señales de vida desde el miércoles 15 de noviembre a las 07H30 locales. Esto es lo que se sabe sobre este sumergible cuya desaparición no logra explicarse.
Múltiples hipótesis
Si el submarino está en inmersión, sin energía para subir ni para pedir ayuda y sin contacto con la superficie para renovar el aire, la Armada estima que la tripulación puede sobrevivir siete días y siete noches. En ese caso, los 44 marinos habrían fallecido por falta de oxígeno. «Si está en el fondo, hay pocas chances de que hayan sobrevivido», dijo un exsubmarinista sudamericano que pidió anonimato. Si hubo una explosión a bordo y/o un incendio, las posibilidades de sobrevivir son ínfimas. Eso explicaría quizás que la baliza de emergencia no haya sido activada. Si está en la superficie, a la deriva o con propulsión, el submarino puede flotar. «Si está en superficie, está en una situación que no es estable pero sí es segura. Estanco y flotante sobre sus lastres, no puede hundirse. En un mar embravecido, será sacudido con fuerza», según Dominique Salles, un excomandante francés de submarino. El almirante argentino Guillermo Delamer estima que si está en superficie, «los radares lo van a detectar».
Una avería reportada
El comandante del submarino, el capitán de fragata Pedro Martín Fernández, reportó a la base una avería en las baterías. En una comunicación posterior, el 15 de noviembre por la mañana, indicó que se encaminaba hacia la base naval de Mar del Plata, donde estaba previsto que llegue el 19 o 20. Un submarino de ese tipo generalmente está equipado de cuatro baterías de 50 toneladas cada una. Contienen plomo y ácido sulfúrico. «En caso de problemas, las baterías pueden largar gases inestables, que pueden desencadenar una explosión», según un exsubmarinista que pidió anonimato.
Vasta zona de búsqueda
Los buques y aviones surcan una zona de unos 500.000 kilómetros cuadrados para detectar al submarino, concebido para no ser detectado. En esta zona, la profundidad de las aguas oceánicas es de entre 200 a 350 metros y los barcos de pesca son numerosos. Un total de 14 barcos, 12 aviones y 4.000 personas participan del operativo de búsqueda, al que se sumaron Alemania, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Noruega, Perú, Reino Unido y Uruguay. Dominique Salles hace hincapié en la dificultad de la tarea. «Una torreta de submarino es un conjunto metálico de menos de 10 metros de largo y unos 3 o 4 metros de alto. En mares con olas de 7 a 8 metros, como ocurrió en los últimos días, no sorprende que haya dificultades para detectarlo», dijo.
Sumergible de 1983
Fabricado en Alemania en 1983, el submarino fue incorporado a la flota argentina en 1985. De 65 metros de eslora, está equipado con torpedos. En junio de 2014 salió del astillero Tandanor en Buenos Aires, donde fue sometido a trabajos de mantenimiento. Para la Armada argentina, estaba «totalmente operacional». En tiempos de paz, el submarino es usado sobre todo para control de la pesca ilegal en aguas de Argentina en el Atlántico Sur, donde numerosos buques extranjeros se aventuran regularmente. Argentina cuenta con otros dos submarinos, el «San Luis», en reparación, y el «Salta», amarrado en la base de Mar del Plata.
Dispositivo de socorro
Dos buques zarparon del puerto de Comodoro Rivadavia con militares estadounidenses equipados con material de rescate: dos minisubmarinos a control remoto, y cápsulas que podrían hacer subir a la superficie a los 44 tripulantes del ARA San Juan, vivos o muertos. El hospital de Comodoro Rivadavia, que vive al ritmo de la industria petrolera local, se declaró en alerta para recibir los submarinistas, en caso de que se produzca un rescate.