Así vivió y mató Toto Riina, el más brutal de los capos de la mafia siciliana

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Riina, en una foto de archivo
Riina, en una foto de archivo ALESSANDRO FUCARINI | AFP

«La bestia» aterrorizó a Italia durante un cuarto de siglo y mató a decenas de destacadas figuras públicas

17 nov 2017 . Actualizado a las 19:06 h.

Salvatore Toto Riina, que ha muerto un día después de cumplir los 87 años, fue un temido asesino que durante un cuarto de siglo aterrorizó a Italia mientras ascendía como miembro de la mafia siciliana, la Cosa Nostra, hasta convertirse en «el capo de capos».

Nacido en Corleone, localidad del sur de Italia considerada un feudo de la Cosa Nostra, y que inspiró el nombre del protagonista de la película El padrino, Riina vino al mundo en 1930 y pasó 24 años como fugitivo hasta que fue arrestado en 1993.

Riina tuvo dos sobrenombres: «La Bestia», que se ganó por su reputación de brutal, y «El Corto», porque medía sólo 1,58 metros.

Bajo su mando, la Cosa Nostra mató a decenas de destacadas personalidades, entre ellas el ex gobernador de Sicilia Piersanti Mattarella (hermano del actual presidente italiano Sergio Mattarella), así como a los dos máximos exponentes de la judicatura antimafia, los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.

Arrestado por primera vez en 1949 por matar a un hombre en una trifulca, Riina acabó en prisión cumpliendo varias cadenas perpeturas por asesinatos y otros crímenes graves en centros penitenciarios de máxima seguridad. No consiguió que se flexibilizaran las condiciones de su encarcelamiento a pesar de que su salud empeoró con los años.

Hijo de una familia de campesinos, Riina creció en circunstancias duras. Su padre y su hermano mayor murieron en 1943, cuando intentaron desactivar una bomba aliada. Él tenía 13 años y sobre su cabeza cayó la responsabilidad de encargarse de los tres hermanos y su madre embarazada, que dio a luz apenas un mes después de enviudar.

Se convirtió en un sicario para los conocidos capos de la mafia Luciano Leggio y Gaetano Badalamenti antes de asumir él el liderazgo de la Cosa Nostra a principios de los 80, tras una sangrienta lucha que, según estimaciones, dejó cerca de un millar de muertos.

Se cree que su brutalidad fue lo que empujó a Tommaso Buscetta, el más famoso de los mafiosos arrepentidos, a colaborar con la Policía desde 1984. Sus testimonios ayudaron a Falcone y Borsellino a conseguir pruebas para detener a cientos de criminales, inclusive Riina.

A diferencia de los criminales de la vieja escuela, para Riina no había líneas rojas. En una ocasión dijo de los arrepentidos de la mafia que había que matarlos a todos y también a sus familiares hasta el vigésimo grado de parentesco, «empezando por los niños a partir de seis años».

Se cree que amistades con poder ayudaron a Riina a que durante décadas no pudiese ser arrestado, pero no está demostrado que se reuniese una vez y besase al político más influyente de la posguerra en Italia, el varias veces primer ministro cristianodemócrata Giulio Andreotti.

A Riina le sucedió en la Cosa Nostra como «capo» Bernardo Provenzano, en medio de especulaciones de que sus secuaces le vendieron a las autoridades a cambio de poner fin a la letal campaña de bombas que tenían como objetivo museos italianos e iglesias en Roma, Milán y Florencia.

Su compañera de siempre fue Antonietta «Ninetta» Bagarella, con la que se casó en secreto en 1974, tras 19 años de compromiso. Ella proviene de otra familia de la mafia y su hermano Calogero se iba a casar con su hermana Arcangela, pero fue asesinado en 1969.

Tuvo cuatro hijos y dos de ellos siguieron sus pasos. Giovanni Francesco fue condenado a cadena perpetua por asesinato y Giuseppe Salvatore cumplió ocho años y diez meses de prisión por otros crímenes relacionados con la mafia.