Ruido de sables en Zimbabue tras cesar Mugabe al sucesor natural en pro de la primera dama

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

JEKESAI NJIKIZANA | AFP

Suenan rumores de un posible golpe de Estado en el país africano

15 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El cese la pasada semana del vicepresidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, considerado hasta entonces como el sucesor natural de Robert Mugabe, creó malestar entre algunos miembros del partido gobernante, el Zanu-PF, y el Ejército puso las espadas en alto. Suenan rumores de un posible golpe de Estado. La creencia de que el mandatario puede delegar el poder en su mujer, Grace Mugabe, y que la «purga de veteranos de guerra» puede estar asociado a este movimiento aumentan una brecha política que en la práctica se consumó ayer en la presencia de tanques militares en las inmediaciones de la capital del país.

La crisis llega hasta el punto que de que el jefe de las Fuerzas Armadas -que suelen estar al margen de este tipo de tensiones políticas-, Constantino Chiwenga, salió el lunes en defensa de Mnangagwa y dio un polémico paso al frente. «Debemos recordar a quienes están detrás de los actuales chanchullos traidores que, si se trata de proteger nuestra revolución, el Ejército no dudará en intervenir», comentó.

En el seno del Zanu-PF una facción respalda a Grace Mugabe, mientras que otra no entiende la destitución del héroe de la guerra de la Independencia, Mnangagwa.

Relevo generacional

La primera dama, Grace Mugabe tiene entre sus principales apoyos a la facción G40, compuesta en su mayoría por jóvenes que no combatieron por la independencia y que creen que la sucesión de Mugabe, que con 93 años lleva desde 1980 en el cargo, debería dar pie también a un relevo generacional en Zimbabue. Así, el líder de las juventudes del partido, Kudzai Chipanga, acusa al jefe militar de actuar contra la Constitución y ha asegurado que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para «defender la revolución». «Es un ideal por el que vivimos y por el que estamos dispuestos a morir», ha proclamado en la sede del partido en Harare.

El primer ministro libanés, Saad Hariri, se encuentra bien y regresará al Líbano esta semana, aseguró ayer tras anunciar su dimisión desde Arabia Saudí y permanecer en ese país en condiciones que desataron especulaciones sobre si estaba retenido contra su voluntad. «Estoy bien y si Dios quiere volveré en los próximos dos días (...) Calmémonos», escribió en Twitter horas después de reunirse con el patriarca maronita de su país, Bishara al Rai. Antes de su renuncia, según afirmó ayer el responsable iraní Ali Akbar Velayati, Hariri se ofreció a mediar entre Irán y Arabia Saudí, los grandes rivales en Oriente Medio. Velayati afirmó también que en esa reunión no se trató la supuesta injerencia de Irán en los asuntos internos del Líbano denunciada por Hariri.