Burundi se convirtió ayer en el primer país en retirarse del Tribunal Penal Internacional (TPI). A pesar de su salida, el tribunal de la Haya seguirá adelante con su investigación preliminar sobre posibles crímenes de guerra cometidos en el país africano. Para Human Rights Watch (HRW), la retirada de Burundi es «un intento más» del Gobierno de Pierre Nkurunziza de «proteger a los responsables de graves violaciones de los derechos humanos de cualquier tipo de imputabilidad».
El Ejecutivo burundés había puesto hace justo ayer un año el proceso para salirse del TPI alegando que el tribunal tiene prejuicios en contra de los países africanos. Justo ayer el Gobierno aprobó un proyecto de ley con el objetivo de una reforma de la Constitución que permitirá a Nkurunziza, permanecer en el cargo hasta el 2034.