El desahogo incompleto de Hillary Clinton

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ANDREW KELLY | Reuters

La excandidata demócrata desgrana en su libro sus errores pero sin dejar de repartir culpas

17 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La reflexión de Hillary Clinton sobre su derrota electoral es una constante lucha por responder a la pregunta que todo el mundo se hizo el 9 de noviembre del 2016: ¿Cómo un candidato con un apoyo político e institucional masivo, pudo perder contra Donald Trump? La respuesta se desgrana en 469 páginas repartidas en diferentes capítulos que llevan cada uno por título un estado de ánimo o un rasgo humano como la perseverancia, la resiliencia o la frustración. Pero falta el que más le atormenta: la credibilidad.

En What happened? (¿Qué sucedió?), la ex primera dama acepta la responsabilidad por su derrota y asume haber desperdiciado muchas oportunidades, pero aún así, la mayor parte del libro es un ajuste de cuentas. Vladimir Putin, James Comey, Bernie Sanders, la prensa, el sexismo, la lealtad partidista y un largo etcétera parecen ser los verdaderos culpables de que la demócrata no se convirtiese en la primera mujer en ocupar el despacho oval. Ese «sí, pero», es el tono que define el libro de Clinton que desde el martes ocupa una espacio en las estanterías de superventas.

Injerencia rusa

Rusia y Vladimir Putin, su viejo enemigo durante sus días como secretaria de Estado, centran la ira de quien se muestra convencida de su impacto en el resultado. «Es cómo si una súper PAC hostil desencadenase una campaña publicitaria en tu contra», explica Clinton. Bajo esa premisa, Trump se presenta como el caballo de Troya perfecto para Moscú, impulsado por la «guerra contra la verdad» en la que participaron medios como Fox News o Breitbart News. Los culpables son tantos, que la demócrata apunta incluso a Barack Obama al sugerir que debería haber actuado con más contundencia ante las advertencias de las agencias de inteligencia sobre el Kremlin.

Sexismo y misoginia

Para el acto de investidura de Trump, Clinton reconoce que tuvo que prepararse para formar parte de los momentos más surrealistas de toda su carrera política: «Ahí estaba, en la plataforma, sintiendo una experiencia extra corporal». Fue en ese momento cuando comenzó su reflexión sobre la resistencia social a la idea de una mujer presidenta. «El sexismo y la misoginia jugaron un papel en las elecciones. Y buena prueba de ello es que el candidato flagrantemente sexista ganó», escribe en su obra.

Medios de comunicación

Embarcada ya en una intensa gira de promoción, Clinton demuestra entrevista tras entrevista que la herida del vuelco electoral, sigue abierta. No hay más que escuchar sus análisis sobre cómo los medios exageraron el caso de los correos electrónicos y no se centraron «en los temas que más importan». Para la exsecretaria de Estado, la prensa no hizo su trabajos. «Me pareció frustrante», dice tras confesar sentirse particularmente enfadada con The New York Times, al haber abierto la caja de Pandora y publicar la carta al Congreso sobre los emails «cuando había evidencia cero de un mal comportamiento por mi parte». «Mi impulso paró, mis números cayeron y nos quedamos sin tiempo», relata.

Largos paseos en el bosque, yoga y un poco de Chardonnay han ayudado en los últimos diez meses a Hillary Clinton a enfrentarse a los mismos demonios que hoy le impiden ver con sólida autocrítica la historia completa de lo que sucedió durante uno de los procesos electorales más convulsos de la historia de EE.UU.