Juncker desvela su estrategia para Europa

adolfo lorente BRUSELAS / COLPISA

INTERNACIONAL

ERIC VIDAL | Reuters

El presidente de la Comisión somete a examen de la Eurocámara sus planes para el futuro

13 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó el día. El presidente de la Comisión Europea, el eterno Jean-Claude Juncker, pronunciará este miércoles ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo el que quizá sea uno de los discursos más relevantes de su dilatada trayectoria política. Llegó el debate sobre el estado de una Unión que tiene que decidir qué quiere ser en el futuro, cómo sobrevivir a 27 cuando Reino Unido consume su portazo el 29 de marzo del 2019.

Según las fuentes consultadas, el menú de propuestas que ofrecerá es tan diverso como ambicioso. A saber. Una mayor integración de la Eurozona y flexibilidad fiscal, un impulso a los acuerdos comerciales, a la inversión, a la Europa de la Defensa, la mejora del engranaje de la lucha contra el terrorismo, la reforma de Schengen. El ahora o nunca sigue palpitando con fuerza en el corazón de Bruselas pero ahora, «los vientos soplan a favor», resume su equipo.

El de este miércoles será su tercer SOTEU (por sus siglas en inglés) desde que llegó al cargo en noviembre de 2014 y lo hará ante una Eurocámara que le espera de uñas por sus duras acusaciones en las que tachó a los eurodiputados de «ridículos». Juncker ofrecerá su visión sobre el libro blanco de la UE en 2025 presentado el pasado marzo. Se trata de tomar la iniciativa en plena negociación del brexit aprovechando «los vientos que soplan a favor de la UE» tras superar los sobresaltos iniciales de Donald Trump y el «match ball» de Francia. Y todo, con los eurófobos a la baja aunque no vencidos.

«Es la hora de que busquemos nuevas respuestas a una pregunta tan vieja como nuestra joven Unión: Quo vadis, Europa de los 27. ¿Cuál es la herencia que queremos dejar a nuestros nietos?» Aquel 1 de marzo, ante el Parlamento Europeo, dibujó los cinco escenarios posibles para la UE del 2025. Desde no hacer nada a los Estados Unidos de Europa. Como siempre, la solución será intermedia. Él lanzó el debate para que los jefes de Estado y de Gobierno se mojasen, en lugar de limitarse a poner palos en las ruedas.

¿Qué quiere Juncker? Hasta ahora, lo único que ha dicho de forma categórica es que está en contra de la segunda «porque Europa es mucho más que mercancías y dinero». Su escenario ideal sería una mezcla entre el tercer y cuarto escenario, algo así como una Europa más unida, aunque «con menos competencias y a varias velocidades». Juncker, eso sí, se limitará a poner la música a la espera de que las capitales, que tienen la última palabra en este debate, escojan la letra.

Y aquí, los vientos de cola a los que se referirá el presidente de la Comisión tienen mucho que ver con el renacido eje francoalemán, llamado a rediseñar una UE alicaída con proyectos como la Europa de la Defensa o un notable impulso a la integración de la Eurozona con la creación de un presupuesto y un superministro común o una suerte de FMI europeo. También se espera un mensaje para proteger a las grandes compañías europeas de las garras del poderío chino y un toque de corneta en favor de los acuerdos de libre comercio para impulsarlos, entre otras potencias, con Australia y Nueva Zelanda.

Más allá de la tormentosa negociación con Reino Unido, el capítulo de grandes problemas los protagoniza el cada vez más rebelde bloque del Este, con Hungría y Polonia como máximos exponentes de la revuelta.

Aplazada la próxima ronda negociadora

La próxima ronda de negociaciones sobre el «brexit», prevista para el día 18, fue aplazada al 25 de septiembre «de común acuerdo» entre el Reino Unido y la Unión Europea. Una fuente de Bruselas explicó que la razón del aplazamiento fue la agenda política del Reino Unido, pendiente de un discurso sobre la cuestión que debe pronunciar la primera ministra el día 21. La última ronda de negociaciones se llevó a cabo a finales de agosto y terminó con acusaciones mutuas por la falta de avances. Entre los puntos que bloquean la situación figuran la factura del divorcio, en cuyo importe difieren ambas partes, y la cuestión de la frontera irlandesa. El jefe negociador de la UE, Michel Barnier, dijo que Bruselas no dejará que el Gobierno británico use a Irlanda como «una prueba para las futuras relaciones aduaneras entre la UE y Gran Bretaña.