El Estado Islámico se repliega a su califato sirio

Javier Castro / R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

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A la pérdida de terreno en Irak se suma su completa expulsión del noreste del Líbano

31 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Estado Islámico (EI) tiene sus días contados en Irak. Solo ofrece resistencia en Raqa, el último bastión del califato en Siria, aprovechando la presencia de más de 25.000 civiles atrapados en su interior. Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza kurdo-árabe apoyada por EE.UU., sostiene que ha liberado más de la mitad de la ciudad. Mientras, el Ejército sirio intenta acorralarlos en Deir al Zur, única provincia siria en poder de los fieles al desaparecido califa Abu Bakr al Bagdadi y el principal corredor de entrada a territorio de Irak.

Las tropas iraquíes anunciaron ayer la completa liberación de Al Ayadiya, último pueblo de Tal Afar que faltaba por reconquistar y que era clave para la huida de los yihadistas hacia Siria. Los combates, descritos por un oficial a Reuters como «varias veces peores» a los de Mosul, no han entorpecido el rápido avance de militares y policías iraquíes, apoyados por las milicias chiíes de Multitud Popular.

El Líbano también proclamó ayer la victoria sobre el Estado Islámico tras dos semanas de ofensiva en el noreste del país. El anunció del jefe del Ejército libanés, Joseph Aoun, se produce después del pacto alcanzado entre el grupo chií Hezbolá y el EI el lunes. A cambio de abrir un corredor seguro hacia Deir al Zur a los yihadistas, estos indicaron dónde estaban enterrados las decenas de soldados que secuestraron durante años y luego terminaron por decapitar o fusilar.

El pacto no ha convencido a nadie. En el Líbano causó indignación ver partir en buses climatizados a los «asesinos de soldados libaneses». Tampoco ha gustado ni al Gobierno iraquí ni al estadounidense. El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, lo tacha de inaceptable. «No hay justificación para las negociaciones con terroristas», señaló.

El líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, defendió el acuerdo y afirma que los yihadistas «no podrán cambiar la situación sobre el campo de batalla».

La coalición liderada por Estados Unidos bombardeó un puente para impedir que el convoy prosiguiese su avance. «El EI es una amenaza mundial, desplazar a terroristas de un lugar a otro no es una solución duradera», afirmó el coronel Ryan Dillon. Tanto el EI como Hezbolá constan como organizaciones terroristas para Estados Unidos.