El régimen de Al Asad acaricia el fin de la guerra en Siria

JAVIER CASTRO / R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

OMAR SANADIKI | REUTERS

El Ejército sirio, apoyado por Rusia, controla gran parte del país tras la falta de apoyo internacional a los grupos rebeldes

19 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cerca de 300.000 muertos, cinco millones de refugiados y una crisis humanitaria sin precedentes, la guerra civil siria está más cerca de su final. Así al menos lo aseguró ayer un asesor del presidente Bachar al Asad, Bouthaina Shaaban, en declaraciones a la televisión libanesa Al Mayadeen. Su argumento principal es la pérdida de apoyo de los grupos rebeldes por parte de varias potencias internacionales, entre ellas EE.UU., que dejó de armar y entrenar a la oposición, y de la Unión Europea y Turquía, que ya no piden la retirada de Al Asad como un requisito esencial en las negociaciones de paz. «Esto envía el mensaje de que la guerra está acabando y podemos empezar el camino hacia la reconciliación», aseveró.

En los últimos meses, el Ejército sirio, apoyado por Rusia, Irán y por la milicia libanesa Hezbolá, ha recuperado casi toda la zona occidental del país. Solo las provincias de Deir al Zur e Idlib, donde se concentran la mayoría de fuerzas rebeldes, se escapan del control del Gobierno.

Respecto al avance en la lucha contra el Estado Islámico, el presidente consiguió acorralar ayer a un contingente yihadista en la provincia de Hama. También ha hecho avances en el este, arrinconando a la organización terrorista hacia el valle del Éufrates, según informaciones del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos y de Hezbolá.

Por el momento, el Ejército sirio no ha intervenido en la toma de Raqa, asediada por fuerzas kurdas apoyadas por la coalición que lidera Estados Unidos. Más de 80 civiles murieron la semana pasada en los bombardeos aliados al bastión yihadista. 

Sin noticias de los rebeldes

La recuperación del régimen no habría sido posible sin la debacle del Ejército Libre Sirio y de otras organizaciones islamistas. Es el caso de Ahrar al Sham, creada en el 2011 bajo una coalición entre moderados y salafistas. Después de convertirse en uno de los grupos mejor organizados, llegando a contar con entre 10.000 y 20.000 combatientes, su calculada ambivalencia terminó por ser su ruina. En julio, Tahrir al Sham, nacido a partir del extinto Frente al Nusra, atacó posiciones de Ahrar al Sham en la provincia de Idlib arrebatándole la práctica totalidad de sus posiciones estratégicas. La insurrección siria perdió de este modo a su elemento más importante en la lucha contra Bachar al Asad, quien ha aprovechado la fragmentación de la oposición para afianzarse en el poder.