Detenido el conductor del vehículo que atropelló a varios militares antiterroristas en Francia

Efe

INTERNACIONAL

Atlas

Seis personas han resultado heridas, aunque no se teme por la vida de ninguna de ellas

09 ago 2017 . Actualizado a las 19:42 h.

Un vehículo ha atropellado hoy en la localidad de Levallois Perret, adyacente a París, a una patrulla del dispositivo antiterrorista desplegado en Francia tras los atentados de 2015, causando seis heridos, aunque no se teme por la vida de ninguno de ellos. Los hechos tuvieron lugar a las 8.30 de la mañana, y el conductor se dio a la fuga. 

Las fuerzas de seguridad francesas consiguieron detenerlo después del mediodía en el norte de Francia, a bordo del vehículo que habría utilizado en el atropello deliberado.

La detención del sospechoso fue «violenta» y se produjo en la autopista en dirección a Calais, a la altura de la ciudad de Marquise, según una fuente cercana a la investigación. Para intentar evitar ser detenido, el conductor chocó contra uno o varios vehículos, y los policías abrieron fuego varias veces, añadió una fuente judicial.

Aunque los investigadores afirman que se trata del mismo vehículo que el utilizado para arrollar a los militares, no han confirmado todavía que el conductor detenido sea el mismo que perpetró el ataque.

El sospechoso detenido es «susceptible de ser el autor» del ataque, «ya que iba a bordo» del automóvil e «intentó huir», precisó una fuente judicial. La policía francesa inició el domicilio del supuesto autor del atropello, un argelino nacido en 1980 e identificado como Hamou B.

Agentes encapuchados examinan desde las 15.30 tanto su casa como las de su entorno en la localidad de Bezons, en la región parisina, detalló el diario Le Parisien en su edición digital.

El sospechoso, que resultó herido de bala en el momento de su detención, tenía antecedentes por delitos menores, pero no estaba fichado por los servicios de inteligencia.

El arrestado circulaba en el BMW negro con el que fue atropellado el grupo de militares, seis de los cuales resultaron heridos, y los investigadores analizan ahora si es el autor de esa agresión, que las autoridades han calificado de «deliberada».

Su detención se produjo en la autovía que une la capital francesa con Boulogne-sur-Mer, en el norte del país, dentro del departamento de Pas de Calais, en una operación en la que también resultó herido un agente. 

Masiva búsqueda del vehículo

La policía francesa ha dedicado «medios masivos» a la búsqueda del vehículo durante toda la mañana. La búsqueda se ha apoyado en las numerosas cámaras de vigilancia con las que cuenta la localidad de Levallois Perret, un municipio exclusivo del oeste de París.

Emmanuel Macron ha seguido la situación en directo desde el Palacio del Elíseo, donde tiene lugar el Consejo de Ministros semanal. No se descarta que el presidente acuda a lo largo del día al hospital donde están ingresados los militares heridos.

La Prefectura señaló que cuatro militares fueron heridos de forma ligera y otros dos de mayor gravedad, aunque su pronóstico vital no está comprometido. Por el momento se desconoce si se trata de una acción voluntaria de motivación terrorista o de un accidente, añadió.

BENOIT TESSIER | AFP

La sección antiterrorista de la Fiscalía de París ha abierto una investigación por «intento de asesinato de personas depositarias de la autoridad pública en relación con una empresa terrorista y asociación de malhechores con fines terroristas».

En declaraciones a la emisora «France Info», el alcalde de la localidad, el conservador Patrick Balkany, consideró «intolerable» la «agresión» contra los militares que calificó de «vergonzosa».

La acción se produce cuatro días después de que un joven de 18 años tratara de penetrar con un cuchillo en la Torre Eiffel al grito de «Alá es Grande».

En aquella ocasión, el agresor, que fue reducido por las fuerzas del orden, gozaba de un permiso en el hospital psiquiátrico en el que estaba internado y donde volvió a ser ingresado después de ser examinado por expertos.

Francia, ante el reto de la desradicalización

Con 217 adultos y 54 menores retornados de Siria o Irak y más de 18.000 fichados por radicalización, Francia se enfrenta al dilema de qué hacer con estas personas, para asegurarse de que abandonan cualquier proyecto de violencia. «Hay un problema y hay que resolverlo, podemos meterlos simplemente en prisión, pero no es seguro que abandonen su ideología», responde con contundencia el sociólogo Gérald Bronner a Efe.

Para este investigador, miembro del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, la cuestión es compleja porque «es imposible eliminar una idea de alguien, tan solo podemos hacer que una persona se adhiera a ella con menos intensidad».

El Estado francés ha puesto en marcha diversos programas para atajar la radicalización, como la creación de programas de evaluación en prisiones, mientras que asociaciones civiles han lanzado iniciativas en ese mismo campo, pero para Bronner hace falta una mayor voluntad política.

El ministro del Interior, Gérard Collomb, anunció recientemente el cierre del primer y único centro francés de desradicalización yihadista, creado en el 2016 para acoger a 25 jóvenes de 18 a 30 años pero que solo albergó a 9, ninguno de los cuales finalizó el programa.

La cancelación del proyecto supone «un fracaso» pero no «una renuncia», reconoció Collomb en una entrevista publicada el domingo en el semanario Le Journal du Dimanche.

Según Bronner, que intervino regularmente en ese centro, el fallo no está en el programa en sí mismo sino en la estrategia de participación voluntaria, «una decisión política» y que ha supuesto que se haya quedado sin ocupantes.

El establecimiento estaba dirigido a «desarrollar el espíritu crítico de los participantes» sin «poner sus creencias en cuestión», con el objetivo de que tomen «un poco de distancia intelectual respecto a ellas», explica.

Entre 600 y 700 franceses siguen todavía en Irak y Siria, según el Ministerio del Interior, y las personas señaladas por las prefecturas de Policía como «muy radicalizadas» no han dejado de aumentar hasta alcanzar una cifra «enorme», dice a Efe el politólogo Sébastian Roché. Para él, hay dos elementos esenciales en una persona radicalizada, «el primero consiste en una mezcla de aprensión y rechazo» a una comunidad o a una idea, y el segundo se basa en la «legitimación de la violencia».

«Es muy difícil modificar la actitud de alguien que reúna las dos características», porque han sido aprendidas «a lo largo del tiempo y aparecen con más frecuencia en las zonas desfavorecidas», precisa.

Un análisis con el que coincide Latifa Ibn Ziaten, madre de un militar asesinado -junto a otras seis personas- en Toulouse en el 2012 por el terrorista Mohammed Merah, y que tras el ataque fundó una asociación que ayuda a jóvenes con problemas para evitar que caigan en los círculos de influencia yihadista.

«Alguien radicalizado no va a ir él mismo a curarse, es como un toxicómano, porque a veces los llevamos a un centro de internamiento, se escapan y en ocasiones vuelven», precisó. «El Estado hace mucho en la lucha contra la radicalización, pero debe esforzarse por avanzar hacia la igualdad de oportunidades», ya que «hoy en día, un joven de origen marroquí no va a aceptar el mismo trabajo que hacía su padre, quiere estudiar y tener un buen empleo», explica.

Pero en Francia «hay escuelas en las que el 100 % de los alumnos son de origen magrebí, ¿cómo van a sentirse franceses? Se encuentran completamente perdidos», asegura una madre acostumbrada a escuchar a los jóvenes, en prisión o en libertad.

Para Bronner, «nadie, hoy en día, sabe exactamente cómo actuar» ante unas personas que «potencialmente, pueden asesinar a otros». «Por ello solo quiero decir una última cosa, con toda la humildad: déjennos el tiempo de trabajar».