Lara Trump -nuera y presentadora del informativo- enunció, en un intento de elogio, los «buenos actos» del presidente, de los cuales los medios de comunicación tradicionales, según afirman, se han olvidado. Lo que se hizo, en definitiva, fue contar al público las actuaciones altruistas de Trump, tales como las donaciones de su salario en los últimos meses a fines benéficos. Por motivos como este, él y su familia, en un contexto en el que, dicen, es imposible informarse sin «mentiras», han comenzado esta iniciativa contra los medios de 'corriente principal'.
Con 35 millones de seguidores en Twitter y 25 millones de personas que siguen sus noticias en Facebook, el presidente de los EE.UU se posiciona a favor de las redes sociales para eludir a los medios de comunicación. Pero, a pesar de esto, para que un producto informativo se considere periodismo debe pasar, valga la redundancia, un filtro periodístico, y esto es, más bien, un contenido de propaganda. Donald Trump, en este sentido, ha fusionado la utilidad de una red social personal o de partido con un programa que, a efectos técnicos, no se diferencia mucho de uno de televisión «tradicional». La diferencia es que él será el mediador y el que decidirá los contenidos que ocupan la agenda informativa, algo que deja entrever que tipo de noticias elogiadoras de su figura serán las que aparezcan en ella.