Carlos Malamud: «Es un autogolpe del Gobierno, pero no creo que estalle una guerra civil»

JAVIER CASTRO / F. E. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

«Para el régimen es vital contar con el apoyo del ejército», dice el investigador del Real Instituto Elcano

02 ago 2017 . Actualizado a las 07:28 h.

Carlos Malamud es investigador del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América en la UNED. Cree que la Constituyente es una suerte de «solución mágica» del régimen «para resolver la crisis económica, social y política que afecta al país».

-¿Qué diferencia a esta Constituyente de la anterior en 1999?

-La gran diferencia es que se convocó un referendo para poder celebrarla y esta vez no al igual que varía el sistema de elección de los representantes. En aquel entonces, el proyecto chavista tenía una imagen de regeneración. Chávez contaba con una figura reconocida, gozaba del control total de su partido y supo retratar la necesidad de reforma constitucional. Justo al contrario que Maduro.

-Este movimiento de Maduro, ¿es un autogolpe de Estado?

-En líneas generales se puede decir que sí. Las instituciones democráticas retroceden y está aumentando el autoritarismo. Además, la Constituyente se celebra forzando las explicaciones del Consejo Nacional Electoral, que postergó las elecciones locales, regionales y provinciales del año pasado por la crisis y sin embargo autorizó en un breve plazo de tiempo una elección como esta. En las detenciones de Leopoldo López y Antonio Ledezma se ve claramente el significado de esto.

-¿Cuál es el siguiente paso para el régimen?

-Pretenden ganar tiempo para intentar resolver la crisis, pero lo cierto es que el margen de maniobra que tienen es bastante escaso. Maduro espera limitar al mínimo o eliminar completamente a la Asamblea Nacional, incluyendo la retirada de la inmunidad parlamentaria a los diputados, así como quitarse de encima a la fiscal general.

-¿Qué escenario se abre para la oposición?

-La oposición intentará seguir manteniendo el pulso con el gobierno. El problema es que mantenerse en la calle, después de tres o cuatro meses de protestas, es agotador. Para ellos, la esperanza es que los sectores populares que respaldaban al chavismo terminen por abandonarlo y se fracture, facilitando así una futura salida negociada.

-¿Cómo afectan las sanciones y el rechazo de la comunidad internacional?

-A efectos de supervivencia del régimen, el no reconocimiento de los resultados por parte de la comunidad internacional implica poco. Un ejemplo de ello es Cuba y la dictadura castrista. Otra cosa son las sanciones concretas. Si EE.UU. deja de comprar petróleo venezolano supondría un golpe muy duro para la economía del régimen, pero también para su propio pueblo.

-Tras la Constituyente, ¿existe riesgo de una guerra civil?

-De momento no hay margen para que estalle una guerra civil en Venezuela puesto que la oposición carece de armas. Lo más que puede haber son manifestaciones masivas, un mayor grado de violencia, pero guerra civil no, salvo que mañana cambie totalmente el escenario y parte de las fuerzas armadas decida abandonar al gobierno. Para el régimen, contar con el apoyo militar es vital. Se ha demostrado que Maduro depende mucho más del Ejército que el Ejército del gobierno.

-¿Existe alguna alternativa para que acabe el conflicto, o las posturas son irreconciliables?

-Margen para la negociación siempre hay. Sin embargo, hoy por hoy la elección de la Constituyente ha complicado la búsqueda de una salida negociada. Lo que se vio estas últimas semanas es que, a medida que el diálogo no podía consumarse, los sectores más radicales cobraron protagonismo en uno y otro bando. Veremos si en los próximos meses hay espacio para que emerja la negociación y ver cuáles serían las partes implicadas en ella.