«Así no vamos a ningún lado. Legislemos como antes»

f. e. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

SHAWN THEW | Efe

John McCain pidió a demócratas y republicanos trabajar juntos en una nueva ley sanitaria

27 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

John McCain no es un cualquiera en el Senado. A su larguísima historia como héroe militar y una trayectoria política marcada por la solidez y la coherencia con los postulados republicanos suma el haberse convertido en uno de los pocos miembros de su partido que se atreve a llevar la contraria a Donald Trump tras su victoria en las urnas. Por eso, su reaparición en la Cámara alta tuvo un valor simbólico que va mucho más allá de una votación.

McCain entró al salón de plenos con una cicatriz sobre su ojo izquierdo que evidenciaba la operación a la que se sometió la pasada semana al serle detectado un tumor cerebral. Con las secuelas del tratamiento experimental al que se está sometiendo, se desplazó desde Arizona a Washington y lanzó un emotivo y aplaudido discurso que ayudó a Trump y a sus fieles a obtener un pequeño triunfo al conseguir que se pudiera votar la derogación del Obamacare por partes, aunque él mismo anunció que se opondría a la desaparición total de la ley.

«Amigos, así no vamos a ninguna parte», les dijo a sus divididos compañeros de partido, incapaces de apoyar al Gobierno en su afán por derogar la ley sanitaria que popularizó Barack Obama como alternativa para garantizar la atención médica a las clases más desfavorecidas.

Reparto de responsabilidades

Pero John McCain no solo cargó contra los republicanos. También lo hizo contra los republicanos, que han hecho bandera de la defensa del Obamacare. «Al diablo con todo. Legislemos como antes. ¿Por qué no intentamos la vieja manera de legislar en el Senado?», les dijo a sus rivales con un claro afán de superar las divergencias.

Ese discurso conciliador, apuntó, «es mi servicio más importante al país. No se equivoquen, no hay mucha grandeza en el Senado últimamente porque no estamos produciendo mucho para nuestros compatriotas», reprochó antes de hacer autocrítica: «A veces he dejado que mi pasión gobierne mi razón y, en vez de buscar terrenos comunes con nuestros adversarios, nos lanzamos insultos».