Venezuela, desbandada general de las falanges chavistas

Julio Á. Fariñas A CORUÑA

INTERNACIONAL

Mientras la inmensa mayoría del pueblo venezolano se juega la vida en la calle desde hace más de 100 días, los chavistas más avispados y que más tienen que perder se apresuran a abandonar el barco

23 jul 2017 . Actualizado a las 19:59 h.

Mientras la inmensa mayoría del pueblo venezolano se juega la vida en la calle desde hace más de 100 días, los chavistas más avispados y que más tienen que perder se apresuran a abandonar el barco, revelándose contra el grumete al que el comandante eterno le entregó el timón.

La pasada semana hacía pública su salida Isaías Medina Mejías, flamante Ministro Consejero de la Misión Permanente de Venezuela en la Organización de Naciones Unidas (ONU), compañero de tareas de María Gabriela Chávez, la hija del difunto, ambos a las órdenes del todopoderoso Rafael Ramírez, el ex-capo de PDVSA quien, de momento, sigue en el cargo.

Aunque el fenómeno no es nuevo, se ha puesto de actualidad con la decisión de Luisa Ortega, Fiscal General de le República quien tras nueve años en el cargo, también cuestionado su nombramiento en su momento, se dio por enterada el pasado mes de mayo de que dos sentencias dictadas por el Tribunal Supremo habían roto el «hilo constitucional».

En los últimos días hasta un personaje de la relevancia de Hugo Carvajal, El Pollo, conocido por el conflicto internacional originado al ser detenido en Aruba a instancias de la DEA y puesto en libertad por cuestionables instrucciones holandesas, actual diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), general retirado y ex jefe de la Dirección de Inteligencia, se ha posicionado al lado de la Fiscal.

Antes, ya se habían hecho otros personajes como Miguel Rodríguez Torres, ex-ministro del Interior, Justicia y Paz con Maduro, exjefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, golpista con Chávez en 1992, responsable máximo del aparato represivo contra las manifestaciones de hace tres años.

También importantes cargos del régimen que han movido ficha son: Héctor Navarro, exministro de Educación y de Energía Eléctrica del gobierno de Hugo Chávez, quien ya el pasado marzo hizo declaraciones críticas con las decisiones políticas y económicas del presidente Nicolás Maduro, asegurando que las cifras de corrupción e impunidad han llevado a Venezuela a la crisis que hoy padece.

La también ex ministra del ambiente de Hugo Chávez, Ana Elisa Osorio, y quien hizo campaña por Nicolás Maduro para las elecciones de 2013, considera que el Gobierno está «de espaldas a la realidad venezolana».

Por su parte, el general retirado Clíver Alcalá Cordones, portavoz de los disidentes chavistas, dijo en una rueda de prensa que decidió poner su firma y su huella dactilar «para no quedar al margen de la historia» y apoyar los esfuerzos por terminar con el Gobierno de Maduro.

En la actualidad, el principal nexo formal de la disidencia chavista, a la que se están sumando casi a diario diputados, militares -la mayoría jubilados-, gobernadores regionales, alcaldes, concejales y altos funcionarios, es el rechazo de la convocatoria de la llamada Asamblea Nacional Constituyente.

La primera lectura que cabe hacer de esta ola de deserciones, de lo que en lenguaje criollo se conoce como saltar la talanquera, es que el hundimiento del barco chavista es inminente, pero un análisis más pormenorizado de la casuística, hace pensar que lo que buscan, en realidad, es intentar salvar los muebles y, en la medida de lo posible, toda o la mayor parte de los obscenos patrimonios acumulados en las dos últimas décadas a costa de la robolución.

No todos están siendo acogidos con los brazos abiertos por la oposición. Hasta ahora el fichaje estelar ha sido Luisa Ortega, formada en las filas del ultraizquierdista Partido Revolucionario de Venezuela, una facción del Partido Comunista de Venezuela, partidaria de la lucha armada.

La China- así la bautizaron sus correligionarios de juventud- empezó su carrera profesional como asesora jurídica de Venezolana de Televisión, desde donde dio el salto a la Fiscalía en el año 2002. Sin más méritos que su devoción por el chavismo, cinco años más tarde tomó el relevo del inefable Isaías Rodríguez, actual embajador en Italia, quien antes había ocupado durante un año la vicepresidencia del Gobierno de Chávez.

En el año 2014, ya con Maduro en la presidencia, fue confirmada en el cargo. Desde la oposición siempre se la señaló como la artífice de la condena del líder de Voluntad Popular Leopoldo López, extremo que fue corroborado por el fiscal del caso Franklin Nieves, después de desertar.

Algunos de sus críticos explican que su posicionamiento frente a la deriva del madurismo podría tener mucho que ver con el hecho de no haberle dado en su día la presidencia del Poder Ciudadano que ostenta el actual Defensor del Pueblo William Tared Saab. Otros, opinan que lo que busca es un puesto honroso en la Venezuela pos Maduro, como líder del chavismo civilizado. Ambos móviles son compatibles.

El cambio de chaqueta -en este caso de franela: la roja por la amarilla- de ex militares como el Pollo Carvajal, Rodríguez Torres y Alcalá Cordones, entre otros, parece responder más a un afán de hacer méritos para neutralizar o, al menos, minimizar los cargos que acumulan contra ellos las autoridades judiciales norteamericanas por sus presuntas vinculaciones con el narcotráfico y la guerrilla colombiana.

El del diplomático Medina Mejías, según el columnista venezolano Ángel Monagas, es un chavista confeso que hasta ayer por la tarde defendía con ahínco el proyecto de constituyente de Maduro.  Por lo que se ve, acaba de tomar conciencia de las «reiteradas violaciones de los derechos humanos y crímenes contra la humanidad, del régimen que le paga el sueldo desde hace 18 años», Según Monagas, su deserción sería una forma de anticiparse «al inminente escándalo» que se provocará cuando se conozcan sus negocios.

El citado columnista, pone en duda que su nómina oficial le dé para que su hijo de 17 años se pasee a gran velocidad y sin permiso de conducir en un flamante Porche plateado, con el que el año pasado arrolló a una joven en Florida, para pagar una buena indemnización a la familia de la víctima y depositar una fianza de 100.000 dólares para obtener la libertad provisional.

Estos son solo unos cuantos botones de muestra que permiten pensar que ha llegado la hora en la que los chavistas avispados buscan situarse cara al futuro manteniendo los privilegios del pasado. Es un momento muy similar al que vivió España en aquel annus horribilis de 1975, tras la muerte de Franco, en el que los falangistas (los chavistas del franquismo) negociaron su futuro en el inminente marco democrático: la tan cacareada transición española. Para entender ese momento es muy recomendable la lectura de Patente de corso de Arturo Pérez Reverte en el XL Semanal de esta semana.