Los improductivos seis primeros meses de Trump en la Casa Blanca

ADRIANA REY NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

YURI GRIPAS | AFP

Cuatro mentiras, diarias, un despido al mes y el fiasco con el Obamacare y el veto migratorio marcan su agenda

23 jul 2017 . Actualizado a las 09:57 h.

Donald Trump cumple los seis primeros meses de Gobierno, consumido por el escándalo y alzando el titulo del presidente más impopular en los últimos 70 años, aunque ello apenas le resta credibilidad entre los suyos. Su fallida agenda política llena de fracasos legislativos y judiciales -como el Obamacare o el veto migratorio-, así como sus enfrentamientos permanentes con los medios han hecho de esta primera etapa de la Administración Trump como una de las más broncas e improductivas de la historia de EE.UU. Hasta cuatro mentiras diarias en sus declaraciones y un despido al mes, incluyendo a dos de sus más cercanos asesores -Mike Flynn, de Seguridad Nacional, y Sean Spicer, su portavoz- completan la primera radiografía de un balance repleto de incidencias. 

Rusiagate

La trama que azota a la nueva Administración es sin duda la gran protagonista de estos seis meses de Gobierno, donde la sombra del impeachment ha vuelto a aparecer en los pasillos de Capitol Hill. Las sospechas sobre los vínculos entre la campaña del magnate y el Kremlin para perjudicar a Hillary Clinton son investigadas hoy por un fiscal especial, el FBI y el Congreso. Los problemas han salpicado a la familia del presidente y su hijo mayor, Donald Trump Jr., y su yerno, Jared Kushner, tengan que declarar la semana que viene para explicar sus contactos con agentes rusos. La trama provocó además la dimisión del exconsejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, así como la recusación del fiscal general, Jeff Sessions, por ocultar sus contactos con el hombre de Putin en Washington, el embajador Serguei Kislyak. 

El Obamacare resiste

Es el gran fracaso del presidente, incapaz de controlar e imponer orden en las filas de su propio partido. Las diferentes versiones de la reforma de la ley sanitaria no convencen ni a conservadores ni a moderados, enfrascados todavía en infructuosas negociaciones que han impedido que Trump cumpla con su gran promesa electoral, a pesar de los siete años de lucha republicana. El presidente no ha logrado ni un solo triunfo legislativo pese a que su partido cuenta con la mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. 

Relaciones internacionales

Trump ha tenido un debut complicado en la arena internacional, sobre todo en las relaciones con sus aliados europeos. En mayo, el republicano dejó en el aire su apoyo a la OTAN y días más tarde defraudó al planeta con su salida del Acuerdo de París. La última cumbre del G20 sirvió para evidenciar que para tratar a Trump los líderes del mundo siguen moviéndose entre la cortesía y la cautela. Su visita Francia le ha servido para ganar algo de crédito tras sus tropiezos con otros históricos aliados de Estados Unidos. 

Inmigración

Su política de mano dura se ha traducido en la puesta en marcha del veto migratorio a los ciudadanos de seis países de mayoría musulmana, que sin embargo, solo ha podido implementar parcialmente tras varios bloqueos judiciales. Además, Trump ha continuado con su guerra contra las ciudades santuario que protegen a los indocumentados y ha acelerado el número de deportaciones.

Falsedades constantes

Según The Washington Post, el neoyorquino ha mentido o realizado afirmaciones engañosas en 836 ocasiones, lo que supone una media de 4,6 mentiras diarias. Por ejemplo, Trump presumió diez veces del mayor recorte de impuestos de la historia de nuestro país, a pesar de que su Administración no ha publicado ni un solo plan, más allá de una hoja de papel. Es más, de hacerse realidad lo hasta ahora propuesto, en ningún caso los recortes llegarían a los realizados por Harry Truman, o Ronald Reagan.

Trump suele ignorar los constantes fact-checks (verificaciones) de los medios, tratando de minar su credibilidad bajo la etiqueta de fake news (noticias falsas). 

Guerra con los medios

El escandaloso manejo de la verdad por parte de Donald Trump, ha hecho que sus relaciones con la prensa registren picos de tensión jamás vistos antes con una administración estadounidense.

Salvo Fox News, Breitbart News y otros medios conservadores, el presidente ha cargado contra todos aquellos que no han comunicado como era de su agrado, llegando a insultar gravemente y sin mesura, a periodistas consagrados. 

Pasión por Twitter

«Voy a ser muy comedido, si es que lo uso», dijo el presidente al respecto de Twitter en noviembre. Lejos de esta afirmación, la red social se ha convertido en la plataforma preferida del magnate para dar su opinión, cambiando por completo las reglas de la comunicación, la diplomacia y el decoro. Desde que llegó a la Casa Blanca ha tuiteado en 1.002 ocasiones. Si mantiene el hábito en estos niveles, Trump tuiteará más de 8.000 veces antes del final de su mandato. A golpe de 140 caracteres, el presidente ha cargado contra los medios, la justicia estadounidense, republicanos, demócratas y líderes internacionales de potencias aliadas.

El magnate pretende poderes absolutos para perdonar delitos

«Aunque todos están de acuerdo en que el presidente tiene el poder absoluto de perdonar, para qué pensar en eso cuando de momento el único crimen son las filtraciones contra nosotros ¡Noticias falsas!», dijo Donald Trump en Twitter, provocando un nuevo cisma en Washington.

Ese poder de indulto al que alude el presidente hace referencia a las posibilidades que el magnate y su equipo legal estarían explorando para salir indemne él, asesores o miembros de su familia, ante posibles acusaciones en el Rusiagate que investigan un fiscal especial, el FBI y el Congreso. En ese sentido, el uso por parte de Trump del término «absoluto», despeja bastantes interrogantes sobre sus intenciones a poner en práctica dicho poder que poseen los presidentes, lo que no está claro es si lo pueden aplicar sobre sí mismos.

El debate no ha pasado inadvertido entre varios expertos legales que advierten que el alcance de su poder de perdón está lejos de ser una cuestión resuelta. «La Constitución no especifica si el presidente puede perdonarse a sí mismo y ningún tribunal se ha pronunciado nunca sobre el tema porque ningún presidente ha sido tan descarado como para intentarlo», aseveró Richard Primus, profesor de Derecho de la Universidad de Míchigan. Entre los abogados constitucionalistas la respuesta dominante, que no unánime, es que no puede, en parte porque dejar que cualquier persona se exima de una responsabilidad criminal sería una afrenta a los valores básicos del estado de Derecho. 

En la cuerda floja

En su nueva sacudida, Trump denunció además las filtraciones que sufre su gabinete después de que el pasado viernes The Washington Post desvelase que el fiscal general, Jeff Sessions, habló con el polémico embajador ruso en Washington, Serguei Kislyak, sobre la posición de Trump con respecto a Rusia, antes de hacerse con la Casa Blanca. Dicha información fue conseguida tras los seguimientos que los servicios de espionaje estadounidenses hicieron a Kislyak. Estos datos, ponen de nuevo en la cuerda floja a Sessions ya que el exsenador por Alabama negó este extremo bajo juramento, en su audiencia en el Senado.

Ayer Trump, pareció poner más presión sobre su secretario de justicia: «Mucha gente se pregunta por qué el fiscal general no ve los crímenes de Clinton o Comey ¿33.000 mails borrados?», cargó tras una semana de críticas contra su titular de Justicia.

«Al Bagdadí está vivo por culpa de las ‘fake news’»

«Al Bagdadí está vivo por culpa de las fake news», vino a decir Trump ayer al acusar a The New York Times, una de sus bestias negras, de haber hecho fracasar un intento de Estados Unidos para matar al líder del grupo Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Bagdadí. «El defectuoso New York Times frustró el intento de Estados Unidos de matar al terrorista más buscado, Al Bagdadí», escribió Trump en Twitter, denunciando un ejemplo de «su agenda enfermiza en materia de seguridad nacional», en referencia a las declaraciones del general Tony Thomas el viernes, en la que afirmó que las fuerzas especiales estaban «particularmente cerca» del jefe del EI en el 2015, pero que perdieron la pista tras unas filtraciones a la prensa.

El secretario de Defensa, James Mattis, dijo el viernes que cree que Bagdadí sigue con vida, tras varias semanas de rumores que apuntaban a que había muerto.

El Times había publicado en junio del 2015 un artículo según el cual las fuerzas estadounidenses tenían importantes datos, detallando la manera en la que el jefe de EI lograba mantenerse invisible. El artículo aludía el uso por los líderes yihadistas de sus mujeres para intercambiar mensajes.

El diario, un objetivo recurrente de los dardos de Trump, exigió a la Casa Blanca «aclarar el tuit». «Si el presidente hace referencia a ese artículo de 2015, el Pentágono no levantó ninguna objeción ante el Times antes de publicar el artículo en 2015 y ningún funcionario estadounidense se ha quejado públicamente hasta ahora», indicó el New York Times.