La marcha por la justicia consigue catalizar el malestar con Erdogan

Patricia Alonso ESTAMBUL / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

La marcha por la justicia recogío a decenas de miles de turcos nates de llegar a Estambul.
La marcha por la justicia recogío a decenas de miles de turcos nates de llegar a Estambul. OZAN KOSE | AFP

Llega a Estambul un mes después de echar a andar en Ankara

09 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Caminamos para restaurar la democracia, la justicia y nuestros derechos fundamentales», aseguró ayer en un artículo publicado por el diario The Guardian Kemal Kiliçdaroglu, el veterano líder del partido republicano CHP que hace un mes emprendió a pie los 450 kilómetros que separan Ankara de Estambul. Entonces, la marcha por la justicia arrancaba como una simple protesta por la detención de uno de los diputados de la formación, Enis Berberoglu, sentenciado a 25 años de prisión por espionaje. Un mes más tarde, se ha convertido en algo mucho más grande: el detonante que galvanizó el malestar que genera la deriva autoritaria de Erdogan.

La marcha, a la que se han unido miles de personas a su paso por el país, llegó a Estambul a última hora del viernes y contó ayer con la incorporación de unas 100.000 personas que se unieron a la última etapa al grito de «derechos, ley y justicia». En un ambiente casi festivo, ciudadanos seculares y algún religioso de diferentes partidos caminaron pacíficamente, haciendo frente al miedo que hace mella en la sociedad turca desde que se proclamó el estado de emergencia el pasado 20 de julio.

Durante las algo más de tres semanas que duró la marcha, los manifestantes han sufrido las inclemencias climáticas pero también los insultos de algunos partidarios del islamista AKP, a los que han respondido con aplausos. En un incidente ocurrido durante el camino llegaron incluso a lanzarles estiércol.

El Gobierno se ha mostrado muy crítico con Kiliçdaroglu por considerar que fomenta la inestabilidad al promover que la gente salga a la calle, a pesar de que esa ha sido justamente la política de Ankara ante acontecimientos como el levantamiento militar o el más reciente referendo, que otorgó al presidente un control prácticamente absoluto de los resortes del Estado.

El parque donde se celebrará hoy el mitin de cierre de la protesta se encuentra preparado desde el viernes, completamente cerrado por vallas policiales de más de dos metros de altura, como si de un encierro se tratase. Por las calles de Estambul, se ven además cañones de agua, que se espera formen parte del control policial.

En este escenario, Amnistía Internacional ha pedido la liberación de once defensores de los derechos humanos, entre ellos la directora de la organización en Turquía, mientras se encontraban haciendo un curso de capacitación. Hace un mes era encarcelado el director de la organización en el país. En su campaña, Amnistía recuerda a Erdogan que en 1998 presionaron por su puesta en libertad, después de que el entonces alcalde de Estambul fuera encarcelado por leer el siguiente poema: «Las mezquitas son nuestras barricadas, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas y los creyentes nuestros soldados».