La liberación de Leopoldo López: una jugada a tres bandas para rebajar la presión internacional sobre Maduro

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Pedro García Otero

Algunos creen que la excarcelación del opositor venezolano guarda relación con el asalto a la Asamblea Nacional

09 jul 2017 . Actualizado a las 18:01 h.

¿Es la excarcelación de Leopoldo López una jugada maestra del chavismo para dividir a la oposición venezolana? ¿La expresión de un Gobierno que en un momento de debilidad extrema se juega la mejor carta de su baraja para quitarse la presión internacional de encima por el gran impacto que comienzan a tener sobre su imagen exterior las protestas en la calle? ¿Un lío interno de Nicolás Maduro con sus cercanos? Probablemente todas. Lo que no se sabe es en qué proporción.

La noticia parece que ha pillado desprevenidos a la oposición y al chavismo. Particularmente, este último ha mostrado tal perplejidad que ha cometido errores de bulto, especialmente, en la televisión estatal, que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) utiliza como su coto mediático exclusivo. La exministra de Prisiones, Iris Varela -una de las figuras más emblemáticas y radicales del chavismo- fue cortada en directo cuando gritaba que Leopoldo López era «un asesino». También cortaron a Tarek William Saab cuando celebraba la separación de poderes. Quien tardó horas en romper su silencio fue Nicolás Maduro, que reclamó al líder opositor «un mensaje de rectificación y paz». «Acato la decisión y, digo más, apoyo la decisión (...) y ustedes saben las diferencias absolutas y profundas que tengo con el señor LL», dijo sobre la excarcelación de López, al que no citó por su nombre.

Maduro se enfrenta ahora a un terrible panorama en el exterior: está aislado en Latinoamérica, con la Unión Europea, y distanciado de Rusia y China por las enormes cantidades que Venezuela les adeuda y no puede pagar. Esta semana, tanto Alemania como la UE, toda Latinoamérica y Estados Unidos endurecieron su posición contra su Gobierno tras el asalto al Parlamento ocurrido el miércoles.

En Venezuela también ha venido ganando peso la tesis de que el asalto al Palacio Legislativo fue orquestado por Cabello y Tareck El Aissami, el vicepresidente del país, que son los más radicales del Gobierno por una sencilla razón: ambos están bajo la lupa de la sospecha por narcotráfico, especialmente en Estados Unidos.

Cuando Maduro condenó, en medio del desfile militar que se efectuaba el Día de la Independencia, lo que estaba ocurriendo en el Palacio Legislativo, pasaron otras cinco horas antes de que, por sus propios medios, los manifestantes chavistas dejaran de asediar la sede del Parlamento. Hay quien dice que con la liberación de López a través del presidente del Tribunal Supremo, Maikel Moreno, Maduro no solo busca bajar la presión, especialmente la internacional, dando una apariencia de separación de poderes que en la práctica no existe, ya que no hay ninguna razón jurídica para que haya sido el Supremo el que asumiera el caso del preso político. Es también, aseguran, una manera de cobrarles a Cabello y El Aissami el ataque al Parlamento, que fue un golpe directo al ya ínfimo prestigio del mandatario.

Quedan más de 400 presos políticos, casos graves de desnutrición y abusos sexuales 

El director del Foro Penal Venezolano (la ONG más activa en la defensa de los presos políticos del chavismo), el abogado Alfredo Romero, se encontraba ayer en las afueras de la casa de Leopoldo López. Desde allí recordó que López, aún en casa, sigue siendo un preso político: uno de los 431 que hay en el país sudamericano. La ONG contabiliza, además, 1.107 detenidos desde que comenzaron las protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro; y más de 3.600 arrestos hasta el pasado 5 de Julio.

En la cuenta, señala Romero, hay casos graves de violaciones de derechos humanos como el del diputado Gilber Caro, que fue detenido por supuesta rebelión militar hace cuatro meses, y que, según otras organizaciones de derechos humanos, se encuentra en una situación grave de desnutrición. También hay casos de estudiantes detenidos durante las manifestaciones de este año que han sido objetos de torturas y abusos sexuales. Algunos de ellos han sido enviados a prisiones que se encuentran a más de mil kilómetros de sus hogares. 

Para Romero, el caso de López ejemplifica que «el Gobierno tiene el poder de encarcelar personas y de liberarlas, por lo tanto, estos son presos políticos. Por eso nosotros reclamamos la libertad de todos los presos políticos. Porque la excarcelación condicional de Leopoldo López es una gran victoria del pueblo en la calle, pero el número de presos políticos sigue creciendo. El 1 de abril había 117 y hoy son 431, por eso es sin duda una señal insuficiente - indicó-. Y Leopoldo, aún siendo un preso emblemático, lo sabe».