Leopoldo López: Antichavista de alta cuna con sangre y vocación de libertador

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

CARLOS GARCIA RAWLINS | Reuters

El líder opositor tiene fama de perfeccionista y de obcecado, además de ser un orador brillante, carismático y que se gana a las multitudes

09 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene fama de perfeccionista y de obcecado. Tanto que fue contra la opinión de todos sus colaboradores -según se comenta- cuando planificó La Salida, un escenario de protestas contra Nicolás Maduro. Esto le costó, hasta ahora, tres años y cinco meses de prisión, que continúan, aún dentro de su hogar, en Caracas, al pie del Ávila, la hermosa montaña que limita la ciudad hacia el norte, en una de las urbanizaciones más exclusivas de la capital venezolana.

También se dice que no es capaz de militar en un partido político que no acepte su autoridad absoluta, y que ha tenido entre ceja y ceja ser presidente de Venezuela desde que estaba en la niñez. Y si hubiera unas elecciones presidenciales hoy, Leopoldo López Mendoza, (Caracas, 29 de abril de 1971), las ganaría sin ninguna duda. Las encuestas le dan entre el 50 y el 60 por ciento de respaldo de la población, mientras Nicolás Maduro, el chavista con mayor respaldo, tiene apenas el 15 % de aceptación.

Leopoldo es un orador brillante, carismático, que se gana a las multitudes, especialmente a las femeninas, con su porte y con su capacidad de dibujar escenas con la palabra. Tiene, además, la capacidad de crear frases que se convierten en lemas para sus seguidores, como «Fuerza y fe» o «el que se canse pierde», que han sido sostenidas como un mantra desde que se entregó al Estado, el 18 de febrero del 2014, y que han sido repetidas hasta la saciedad a lo largo de estos 100 días de protestas contra el Gobierno de Maduro.

Para desesperación del chavismo, López, además, es tataranieto de Concepción Amestoy Bolívar, sobrina de Simón Bolívar, el libertador de Venezuela y tótem sagrado del movimiento de Hugo Chávez, que hace 18 años se hizo con el poder en Venezuela y hoy se resiste con mil argucias a ser desalojado del Gobierno. Se dice que este antecedente, y la fuerte presencia de su familia, lo impulsan a la política desde la infancia.

Joven de la alta sociedad caraqueña, López estudió Economía en el Kenyon College de Ohio y un máster en Políticas Públicas en Harvard. Cambió una vida cómoda en Estados Unidos (le ofrecieron diversos empleos en agencias estatales y multilaterales que rechazó) por su regreso a Venezuela, donde, junto con Julio Borges (hoy presidente de la Asamblea Nacional), y su alter ego Henrique Capriles (el otro político mejor valorado del país, con quien sostiene una relación de amor-odio), creó Primero Justicia (PJ). En ese partido no duró mucho tiempo, y en el 2009 fundó Voluntad Popular, que junto con PJ es hoy el gran sostén de la lucha contra el Gobierno de Nicolás Maduro.

Como alcalde de Chacao, uno de los municipios de Caracas, logró una popularidad tan fuerte en todo el país que Hugo Chávez, consciente de que era el enemigo con más carisma, logró inhabilitarlo políticamente en el 2005, por ocho años, alegando algo tan nimio como un traspaso de partidas para pagarle el sueldo a los bomberos de su municipio, sin someterlo a un juicio.

Pero la tirria que le tenía Chávez se volvió un verdadero calvario con Maduro en el juicio al que le sometió por una manifestación contra la Fiscalía General de la República, en el 2014, por la que fue acusado de «asociación para delinquir» y condenado a 14 años de cárcel. El proceso estuvo tan viciado que desde Amnistía Internacional hasta la ONU lo consideron ilegal.

Sin embargo, desde que fue detenido ha sido irreductible. Lo han mantenido aislado e incluso se llegó a rumorear que había muerto, pero el Gobierno tuvo que desmentirlo. Siempre ha sostenido, según sus cercanos, que La Salida, no fue un error, y que le hubiera ahorrado al país tres años de sufrimientos, una afirmación que tiene ahora más validez que nunca, con la protesta popular contra Maduro convertida en una guerra civil encubierta.