Un cara a cara que alienta la «trama rusa»

Juan Carlos Barrena / colpisa BERLÍN

INTERNACIONAL

CARLOS BARRIA | Reuters

Los presidentes de EE.UU. y Rusia echan tierra sobre la injerencia de Moscú en las elecciones

08 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No pasó de ser un mero sondeo y un estreno en las relaciones directas y personales. El esperado primer encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia transcurrió con cordialidad en los márgenes de la cita del G20 en Hamburgo. Tras un apretón de manos ante las cámaras, Donald Trump compartió que era «un honor» celebrar la entrevista, mientras Vladimir Putin se mostró «contento por el encuentro personal». Ambos coincidieron en señalar que los contactos telefónicos mantenidos hasta ahora eran insuficientes y en la necesidad de construir un diálogo directo.

Trump hizo caso omiso a preguntas de los periodistas sobre el presunto ataque informático de la campaña a las presidenciales por parte de Rusia o sobre la relación de su equipo y algunos de sus más cercanos asesores con altos círculos moscovitas que hace recelar a muchos norteamericanos. Tampoco Putin quiso comentar las recientes declaraciones del presidente estadounidense en las que acusó al Gobierno ruso de tener un «comportamiento desestabilizador» en Ucrania.

En cualquier caso, circunstancias como la sorpresivamente larga duración del encuentro -dos horas y quince minutos- y algunas declaraciones de los presentes -el jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, dijo que los dos líderes «conectaron rápidamente»- servirán para alentar las sospechas sobre la llamada trama rusa al regreso de Trump a su país.

Sobre todo tras las declaraciones posteriores de Tillerson, que aseguró que Trump abordó directamente con Putin las acusaciones de interferencia de Moscú en las elecciones estadounidense. Putin negó dicha injerencia y solicitó «pruebas» de las acusaciones, según Tillerson, que dejó las futuras aclaraciones en manos de los servicios de inteligencia. Su homologo ruso, Serguéi, Lavrov, fue más allá y apuntó que Trump «ha aceptado» el desmentido del mandatario ruso sobre uno de los temas que más ha lastrado el acercamiento entre Washington y Moscú, lo que da entender que ambas partes parecen dispuestas a dar el tema por superado y centrarse en posibles acuerdos futuros.

La cumbre

La «cumbre de la cumbre», como bautizaron la esperada entrevista los medios locales, transmitió una chocante cordialidad en dos mandatarios que no se conocían personalmente. No dejó de llamar la atención la palmada en la espalda con la que Trump obsequió a Putin en su primer encuentro de la mañana.

Ambos abordaron los varios conflictos internacionales en los que se encuentran implicados sus respectivos países. Desde la guerra civil en Siria, en la que ambos defienden bandos enfrentados aunque luchan contra el enemigo común que es el Estado Islámico, al conflicto de Ucrania, en el que Moscú considera legítima la anexión de la península de Crimea y apoya a los rebeldes, mientras Washington respalda al régimen de Poroshenko en Kiev. También las continuas provocaciones de Corea del Norte.

Horas después, Serguéi Lavrorv confirmó que Trump y Putin llegaron a un acuerdo para proclamar el domingo una tregua en el suroeste de Siria y decidieron abrir un canal bilateral de comunicación para discutir sobre el conflicto en Ucrania.

La declaración final de la cumbre del G20 evidenciará el aislamiento de Washington

La primera jornada de la cumbre del G20 finalizó el viernes sin lograr limar asperezas con Trump en la defensa del clima y el libre comercio. El encuentro parece haberse convertido en un partido de 19 contra uno, lo que hace aventurar que este sábado se emitirá una declaración final que refleje un consenso de mínimos. El borrador que había sobre la mesa deja en evidencia el aislamiento de EE.UU. en la lucha contra el cambio climático, al subrayar la defensa de 19 países del Acuerdo de París y recoger explícitamente la disidencia de Washington.

«Aquí los debates son muy complicados, no tengo por qué ocultarlo», señaló Angela Merkel. No se anduvo con tibiezas: «la mayor parte» de los jefes de Estado y de Gobierno reconocen la importancia de cumplir el Acuerdo de París, pero «lamentablemente EE.UU. ha anunciado que abandona el tratado».

Con un Trump sin visos de dar el brazo a torcer (se fue de la reunión nada más comenzar), el resto de líderes del G20 buscó seguir avanzando. Merkel auguró una noche larga para los negociadores del comunicado final. Esto es un circo», comentó una fuente oficial a la agencia DPA. «Nunca antes había sucedido algo así en una cumbre del G20», añadió.

Según la versión del borrador, la declaración final dejará plasmado el acuerdo de los 19 y el disenso de Washington. Una formulación inédita en este tipo de documentos. «Tomamos nota de la decisión de EE.UU. de retirarse del Acuerdo de París», dice el texto, que agrega que el resto de países consideran como «irreversible» el tratado.