Los antidisturbios alemanes apagan las llamas del «infierno» antisistema

J. C. B. / Colpisa BERLÍN

INTERNACIONAL

FABRIZIO BENSCH | Reuters

La marcha de protesta no consiguió avanzar más de un centenar de metros antes de ser detenida, rodeada y acosada por las fuerzas de seguridad

07 jul 2017 . Actualizado a las 10:17 h.

Una inflexible y dura acción policial acabó sin miramientos con la manifestación «Bienvenido al infierno» que activistas de extrema izquierda llegados de toda Europa organizaron para recibir a los jefes de Estado y Gobierno del G20 en Hamburgo. La marcha de protesta no consiguió avanzar más de un centenar de metros antes de ser detenida, rodeada y acosada por las fuerzas de seguridad, que movilizaron cientos de agentes antidisturbios y una docena de camiones pesados con cañones de agua.

Tenía autorización para desfilar por la ciudad hasta acercarse a 300 metros del recinto ferial de la cumbre, pero la negativa de un millar de activistas del llamado Bloque Negro a marchar a cara descubierta y prescindir de los pasamontañas y pañuelos con los que cubrían sus caras, así como el lanzamiento de adoquines o botellas contra los agentes, fue el argumento policial para intervenir. Varios camiones con cañones de agua frenaron la cabeza de la marcha, mientras otro grupo de vehículos iguales se situaron a la cola y comenzaron a disolver a los manifestantes con chorros de agua a presión mientras los antidisturbios hacían uso de aerosoles con gas pimienta para reprimir cualquier conato de violencia.

Los organizadores de la protesta, que reunió a 12.000 personas, según el recuento oficial, desistieron de continuar marchando y la dieron por finalizada en el mismo punto de partida. A partir de ese momento y mientras los antidisturbios despejaban el puerto, los manifestantes se dispersaron en grupos, que en algunos casos se dirigieron a la cercana calle de la Reeperbahn, el corazón de la movida en el barrio rojo de Sankt Pauli, donde se produjeron escarceos con la Policía.

Los agentes contaron con el apoyo logístico de varios helicópteros para controlar desde el aire a posibles grupos de activistas violentos y transmitir sus movimientos a las fuerzas en tierra. Los manifestantes quemaron vehículos y montaron barricadas, pero las fuerzas de seguridad mantuvieron un cierto control de la situación por su presencia masiva, tras concentrar unos 20.000 efectivos en Hamburgo. La jornada había comenzado con malos augurios tras un ataque incendiario contra un concesionario de Porsche. Ocho automóviles resultaron destruidos.