Theresa May se pone el «brexit» como única tarea en los dos próximos años

íñigo gurruchaga LONDRES / COLPISA

INTERNACIONAL

DANIEL LEAL-OLIVAS | afp

Se aferra a los vacíos legales que abre la salida de Europa para intentar sobrevivir

22 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Parlamento británico se sumergirá los próximos meses en una tarea mastodóntica para evitar el vacío legal tras la marcha de la UE, un desafío que reducirá al mínimo imprescindible la actividad legislativa sobre otras materias de los diputados recién elegidos. Lo hará tras la promesa de Theresa May de «construir el consenso más amplio posible sobre el futuro del país».

La primera ministra puede agradecer a la situación extraordinaria de Reino Unido que aún esté en su posición, tras convocar unas elecciones anticipadas para aumentar su mayoría ante las complejidades del brexit y perderla por el resultado de los comicios. No ha sellado aún el acuerdo con los unionistas norirlandeses que le permitirá aprobar su programa legislativo, pero sobrevivirá al menos hasta el verano.

POOL | reuters

El Discurso de la Reina, celebrado ayer con menos pompa, inaugura el año parlamentario pero esta vez sirve para dos años. El Gobierno tiene que someter proyectos de ley sobre comercio, aduanas, inmigración, pesca, agricultura, seguridad nuclear o el régimen de sanciones internacionales para sustituir la política europea en esas materias. Tiene que introducir también el enorme proyecto de ley que se ha bautizado provisionalmente como la Gran Derogación y que debe hacer todo lo contrario, incorporar a la legislación británica unas 7.900 regulaciones emanadas de la UE para que individuos, empresas y entes públicos dispongan de garantías legales idénticas tras el brexit, en marzo de 2019, a la espera de posteriores modificaciones.

La tarea incluye la aprobación en comité de instrumentos legales menores procedentes de la UE, entre ochocientos y mil, y es tan inmensa que el Gobierno pedirá al Parlamento un poder temporal para corregir leyes o crear normas legales que tengan en cuenta la incertidumbre de la negociación. El Ejecutivo tiene que acordar con las autonomías quién hace qué y cuál es el marco común en ese proceso. Un diputado escocés preguntó a May al inicio del debate si la ley de la Gran Derogación será sometida al consentimiento del Parlamento de Escocia y la primera ministra le respondió que se está estudiando en este momento. Por la ley de autonomía, Londres tiene que someter a la aprobación de Edimburgo las leyes que afectan a sus materias transferidas.

Para facilitar la transición, el Gobierno quiere que las decisiones del Tribunal Europeo de Justicia tengan la misma preferencia que las de la máxima corte británica, el Supremo, en la interpretación de las leyes incorporadas. Aún así, entre 2010 y 2015 el Parlamento aprobó 1.071 normas de segundo rango por el procedimiento acelerado en comité y ahora tendrá que llevar adelante unas mil en menos de dos años. Si el calendario de la negociación con Bruselas avanza de la manera ideal, en el final del otoño del año que viene el Gobierno tendría que someter una moción al Parlamento con el borrador del acuerdo. Amparada en que nada será acordado hasta que todo sea acordado, a May le interesa permanecer en la silla hasta el final porque un desenlace abrupto crearía, entre otras cosas, graves vacíos legales.

Ni caza del zorro, ni escuelas, ni Trump

La primera ministra llegó al Parlamento, tras la lectura de su programa legislativo por la reina, que exhibió un llamativo sombrero azul que recordó a muchos el color de la bandera europea. May reaparecía después de su catastrófica campaña y la pérdida de sus colaboradores íntimos. La nueva Cámara de los Comunes limita su margen de maniobra, miembros del Gabinete la desafían expresando opiniones sobre esto y aquello y los diputados conspiran a sus espaldas. Jeremy Corbyn, primero en intervenir, pronunció un discurso en su estilo deslavazado, aunque más confiado que en el pasado. Pero en su media hora de réplica, May comandó la Cámara. Comenzó contrita, pidiendo disculpas por la tardía respuesta en el incendio de Grenfell, pero su voz sonó más firme a medida que avanzaba.

No habrá proyecto de ley sobre escuelas públicas selectivas, ni nuevo voto sobre la caza del zorro, ni reducción de subsidios al consumo de energía por jubilados. Las medidas más personales de su programa se posponen, también las nuevas medidas antiterroristas que prometió tras los atentados recientes. Isabel II anunció la visita en julio de los reyes de España. Pero no mencionó la de Trump, aplazada hasta que él ponga fecha.