Trump considera «mezquina» su contrarreforma sanitaria

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

NICHOLAS KAMM | AFP

Casi 200 congresistas demócratas lo demandan por recibir pagos de gobiernos extranjeros

15 jun 2017 . Actualizado a las 01:27 h.

El pasado 4 de mayo Donald Trump se hizo la «foto de la victoria». Es así como muchos medios bautizaron el momento en el que el presidente se rodeó de los congresistas republicanos en los jardines de la Casa Blanca y celebraron la aprobación por la Cámara de Representantes de un proyecto que desmantelaba la reforma sanitaria de Obama, condenando a más de 20 millones de personas a perder su seguro médico. En aquel momento, el neoyorquino lo definió como «un gran plan». Ahora, en cambio, cree que la propuesta es «mezquina».

Así lo hizo saber el pasado martes a varios senadores, a los que pidió una versión más «generosa» porque la aprobada por la Cámara Baja no protegía lo suficiente a los estadounidenses. El movimiento es puramente estratégico, ya que el presidente necesita una ley sanitaria que sea fácil de defender y que no sea vista como un ataque a los ciudadanos de bajos ingresos. Trump trata de preparar así el terreno teniendo en cuenta que los senadores deben votar su propio proyecto de ley antes del próximo 4 de julio.

El presidente además, advirtió a los senadores que, de no revocar el Obamacare después de siete años de luchas en Capitol Hill, habría un riesgo serio de perder la mayoría de cara a las legislativas del 2018. En el supuesto de que la propuesta del Senado fuese distinta a la de la Cámara de Representantes, entonces ambas mesas tendrían que reunirse para pactar un plan común. Por este motivo, la conformación de la mesa del Senado está sujeta a fuertes críticas. A pesar de que son 126 millones de mujeres las que se verían afectadas por los cambios de la ley, las negociaciones serán dirigidas por trece hombres y ninguna mujer.

Por su parte, los demócratas se embarcaron ayer en una nueva guerra contra el presidente. Casi 200 congresistas pertenecientes al partido demandaron a Trump por recibir pagos de gobiernos extranjeros. En su opinión, el mandatario habría violado la cláusula de emolumentos de la Constitución al aceptar los pagos que Turquía, Arabia Saudí y Kuwait, hicieron al Trump International Hotel en Washington sin tener el preceptivo consentimiento del Congreso. Se trata de la mayor demanda de miembros del Congreso contra un presidente en ejercicio y llega justo después de las presentadas por las fiscalías de Maryland y Washington D.C. con la misma acusación.

El presidente se enfada con el escritor Stephen King y le bloquea el acceso a Twitter

 

A. R.

«Bloqued by Trump» [Bloqueado por Trump] es el nuevo hashtag que circula por las redes sociales después de que el escritor estadounidense, Stephen King, haya revelado que Donald Trump le ha negado el acceso a su cuenta de Twitter. «Trump me ha bloqueado. A lo mejor tendré que suicidarme», bromeó el autor antes de que la autora de Harry Potter, J.K. Rowling, saliese al rescate. «Yo aún tengo acceso. Te los enviaré a través de Direct Message (la opción de enviar mensajes privados directos)», tuiteó.

King usa su perfil para criticar al presidente regularmente. «Cuando crees que Trump no puede hacer nada más estúpido que disparar contra los saudíes, va y se retira del Acuerdo de Paris», dijo de la reciente decisión del republicano, a quien ha llamado «idiota con mal temperamento». La acción del bloqueo implica que el novelista no pueda leer los tuits del presidente, algo preocupante para muchos ya que según la Casa Blanca, los mensajes de Trump en esa red social deben ser considerados comunicados oficiales del Gobierno. Es por esto que varias voces aseguran que la nueva estrategia supone una violación de la primera enmienda de la Constitución, que protege la libertad de expresión.

Al bloqueo de King se ha sumado la de otros críticos como el columnista de Forbes, Rob Szczerba, o Megan Ackerman. «Honestamente, es un honor para mi», dijo la celebridad.