Una de las novedades asociadas con la globalización es la escalada de las migraciones. ¿No está ocurriendo que los países del norte de Europa se desentienden de las avalanchas que padecen los situados en primera línea de playa y que ello se debe a que estos no presentan un frente común?.
-Sinceramente, la idea de dividir la Unión Europea entre norte y sur, entre este y oeste, no me gusta. Tenemos que hacer un esfuerzo para comprender que todos somos responsables de todo y que hay una solidaridad que tenemos que ejercer cuando se habla de una frontera en el este de Europa o de cuando se habla de la que está en el sur. Quizás no hemos medido bien las consecuencias de algunas decisiones que se han tomado en Oriente Medio o en el sur del Mediterráneo. Pero creo también que en estos últimos años, gracias a lo que han hecho las instituciones europeas, y en concreto personas como la alta representante, Federica Mogherini, el Mediterráneo ha entrado con más fuerza en la agenda. ¿Podrían los países del sur hacer más? Sí. Pero sin olvidar que la responsabilidad es colectiva. No se puede pretender que solo los países del sur se ocupen del Mediterráneo y que solo los del Este lo hagan de Rusia.