La caída en los sondeos no destierra el miedo a un sorpresivo triunfo de la ultra

Alexandra F. Coego PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MIKE THEILER | reuters

Le Pen ha prometido que si gana el saldo migratorio neto de Francia bajará de las 200.000 personas actuales a 10.000

07 may 2017 . Actualizado a las 09:05 h.

Pese a que Marine Le Pen no ha dejado de hundirse cada vez más en los sondeos y de que sus opciones de reemplazar a François Hollande en el Elíseo son remotas, el miedo a que finalmente los pronósticos se equivoquen no ha desaparecido del todo en Francia. El país ha visto surgir, en los últimos meses, un subgénero periodístico que roza lo distópico para ilustrar las consecuencias que tendría el ahora ya menos probable triunfo. No sin motivo.

La ultraderechista lo ha martilleado a lo largo de toda la campaña: quiere que el saldo migratorio neto de Francia baje de las 200.000 personas actuales a 10.000. Para ello, las medidas que tomaría de inmediato serían la suspensión del derecho al reagrupamiento familiar, la revocación del Acuerdo de Schengen para restablecer las fronteras nacionales y reducir al mínimo las aceptaciones de demandas de asilo. Con ello, espera ahorrar unos 8.000 millones al año. Paradójicamente estas medidas convertirían al país, considerado hasta ahora como «la patria de los derechos humanos», en el blanco del tribunal europeo que se ocupa del tema, ya que, para llegar a su objetivo de 10.000 inmigrantes, Le Pen aceptaría menos de la mitad de los refugiados que recibe actualmente Francia (19.506 en el 2016, un 24 % del total).

La líder eurófoba también ha insistido en que su primer viaje oficial tendría como destino Bruselas y como objetivo renegociar los tratados europeos para salir del euro. En caso de que las negociaciones fracasaran, lo cual sería lo más probable ya que ningún otro miembro propone la vuelta a la moneda nacional, Le Pen organizaría un referendo para salir de la divisa común y de la UE. Si bien no ha especificado plazos, en el debate del jueves insistió en que lo hará «lo antes posible». La sexta economía mundial, de 2,4 trillones de euros, regresaría entonces al franco, una medida que el Banco de Francia ha criticado ferozmente por amenazar con hundir el país en una profunda recesión. Aunque los mercados se recuperaron rápido de la elección de Trump y del brexit, ningún país ha salido del euro todavía y las consecuencias son tan impredecibles como potencialmente devastadoras. La propuesta ha llevado a expertos como el premio nobel de economía, Jean Tirole, a pronosticar que se produciría una fuga de capitales. Además, los 400.000 trabajadores europeos en Francia costarían muy caros: los contratos a extranjeros estarían sujetos a un impuesto suplementario.