Goodyear también se marchó de la ciudad en el 2014, creando gran tensión social
Amiens tiene muchas heridas. Las amapolas recuerdan la Primera Guerra Mundial. La sangre sobre el suelo. Carteles dan la bienvenida a británicos, australianos, neozelandeses... Fotos en blanco y negro recuerdan a los soldados. Un monumento honra a los mártires de la resistencia. Otro, al general Leclerc. Pero los golpes más recientes han sido económicos. En el 2014, se fue Goodyear. Se quedaron en la calle 1.143 trabajadores. Aquel adiós dejó cicatrices todavía visibles. Maurice Taylor , directivo de la empresa propietaria de la factoría, envió entonces una carta durísima al Gobierno francés para justificar el cierre. La misiva se filtró y escandalizó a todo el país. Taylor llamaba vagos a sus empleados. «Trabajan tres horas y otras tres se dedican a discutir». Decía abiertamente que se iba a China o la India para ahorrar costes. Varios sindicalistas fueron juzgados y condenados por secuestrar al director y al jefe de personal.