El veto migratorio impediría la entrada en el país a los niños sirios que fueron atacados con gas sarín

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MOHAMED AL-BAKOUR | Afp

Tras el ataque químico contra civiles sirios las imágenes golpearon en lo más profundo a Trump

09 abr 2017 . Actualizado a las 09:34 h.

En enero, cuando un todavía presidente electo comenzó a recibir los informes de inteligencia, Donald Trump formuló una petición: que se redujera el texto y aumentaran los gráficos y fotos para hacerlos más visuales o, lo que es lo mismo, menos aburridos. Esta semana no hicieron falta. Tras el ataque químico contra civiles sirios las imágenes hablaron por sí solas, golpeando en lo más profundo a Donald Trump.

Según The Washington Post, dos fueron los momentos que más impresionaron al presidente. El primero, ver cómo decenas de niños eran rociados con agua en un intento frenético por limpiarlos del agente nervioso. El segundo, ver la angustia de un padre que sostenía a sus pequeñas mellizas antes de enterrarlas. «Di adiós, bebé, di adiós», dijo Hamid al Yusef, que además perdió a su mujer, dos hermanos y tres sobrinos. La carnicería fue observada por Trump día y noche: «Es horrible», dijo a su personal. Sus impresiones se repitieron en público: «Cuando matas a niños inocentes, bebés pequeños y preciosos, con un gas químico tan letal...». Y es que la impresión del republicano fue también la conmoción de un padre y abuelo. «¿Quién podría apartar la mirada?», se preguntó la consejera del presidente, Kellyanne Conway. Sin embargo, Trump ya lo ha hecho. Lo lleva haciendo desde que presentó su candidatura y lo puso en práctica como presidente con su política migratoria. 

Los niños que murieron envenenados en el ataque de Bachar al Asad son los mismos a los que Trump impide entrar en EE. UU. con su veto a los inmigrantes, dirigido a seis países entre los que, por supuesto, está Siria. «Puedo mirarlos a la cara y decir: “No puedes venir aquí”», respondió el neoyorquino a un hombre que le preguntó si podía justificar su negativa a aceptar refugiados, el pasado 8 de febrero del 2016.

Ahora, el horror es también la esperanza para el Consejo de Relaciones Estadounidense-Islámicas. La mayor organización de derechos civiles musulmana estadounidense espera que el cambio de posición de Trump se haga extensivo a su polémico veto.