El terrorista de San Petersburgo era de Kirguistán y se suicidó en el metro

La Voz MOSCÚ / COLPISA

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HANDOUT | Reuters

La policía considera que el joven, que trabajaba en un taller y era de etnia uzbeka, actuó en solitario

05 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Comité de Instrucción de Rusia (SK) anunció ayer que el autor del atentado perpetrado el lunes en el metro de San Petersburgo se llama Akbarzhón Dzhalílov y nació en Kirguistán el 1 de abril de 1995, aunque era de etnia uzbeka. Se inmoló haciendo explotar la carga que llevaba consigo dentro del vagón cuando el convoy avanzaba a través del túnel desde la estación del Instituto Tecnológico hacia la de Sennaya Ploshchad. El ataque acabó con la vida de 14 personas e hirió a casi medio centenar.

Dzhalílov recibió la ciudadanía rusa en 2011 y trabajaba en un taller en San Petersburgo. Según los análisis genéticos y las imágenes grabadas por la cámaras de seguridad, el joven kirguís fue también quien colocó otra bomba en la estación de Vasstania, artefacto que no llegó a explosionar y donde se hallaron rastros genéticos del terrorista.

Fueron los servicios de inteligencia de Kirguistán los que alertaron a Rusia de que un kirguís nacionalizado ruso podría estar detrás del atentado y se refirieron concretamente a Dzhalílov.

Fuentes de la investigación informaron que el autor del atentado está vinculado a algún grupo que combate en Siria contra el régimen de Bachar al Asad, al que Rusia ayuda militarmente, aunque no se pudo determinar si el terrorista pertenece al Estado Islámico o a otra organización terrorista. Los padres de Dzhalílov viven en la ciudad kirguís de Osh y están siendo interrogados por las autoridades.

El kamikaze tenía una cuenta en la red social rusa Vkontakte con tan solo 19 amigos. Pero formaba parte de un grupo llamado «Yo amo el islam» y no ocultaba sus tendencias wahabíes. Había colgado muy pocas fotos y hacía tiempo que no actualizaba la cuenta. Le gustaban las artes marciales y antes de trabajar como mecánico lo hizo como cocinero en un restaurante de sushi de San Petersburgo. Ahora parece claro que hubo un único terrorista y no dos, como se dijo en un principio. Las cámaras de seguridad del metro captaron la imagen de un hombre que la Policía consideró sospechoso y puso en busca y captura. Era de mediana edad, con barba y aspecto de clérigo musulmán. Al ver su propia imagen en los informativos de televisión, el hombre acudió a la Policía para demostrar su inocencia y quedó en libertad.

El metro empezó a funcionar ayer con total normalidad. El presidente Putin visitó el lunes por la noche esta estación e hizo una ofrenda floral. El ministro de Exteriores rechazó que el atentado sea una venganza por la actuación de la aviación rusa en Siria. Sergei Lavrov recordó que hay otras potencias mundiales, como Estados Unidos, implicadas en el conflicto y subrayó que «el terrorismo amenaza a todos».