Erdogan echa más leña al fuego y culpa a Holanda de la matanza de Srebrenica

Patricia alonso ESTAMBUL / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

TUMAY BERKIN | efe

Turquía hace oídos sordos al llamamiento de la UE para que se abstenga de «declaraciones y acciones excesivas»

15 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Recep Tayyip Erdogan no está dispuesto a aplacar la crisis abierta con Holanda por impedir la entrada de sus ministros, y ayer siguió subiendo el tono. Así, acusó a los holandeses de practicar «terrorismo de Estado» y de la masacre de Srebrenica de 1995. Que los cascos azules de ese país no evitaran el asesinato de 8.000 bosnios musulmanes a manos de las fuerzas serbias, la peor matanza cometida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, sigue siendo un tema muy sensible en los Países Bajos.

«Conocemos a Holanda y los holandeses desde la masacre de Srebrenica. Conocemos su carácter corrupto y estamos familiarizados con cómo masacraron a 8.000 bosnios», dijo. El primer ministro holandés, Mark Rutte, calificó esas declaraciones de «mentira histórica repugnante» y lamentó el «tono histérico» del presidente turco.

A la suspensión de las relaciones «al más alto nivel» con La Haya, Ankara prevé añadir sanciones económicas hasta que «Holanda compense lo que ha hecho», anunció el viceprimer ministro, Numan Kurtulmus.

No votar a Gobiernos racistas

Erdogan también criticó el apoyo de Angela Merkel a Holanda, y le acusó de proteger a terroristas por no atender los 4.500 expedientes de sospechosos que Ankara le habría hecho llegar. «Sabemos que no eres diferente a ellos. No esperábamos otra cosa», dijo, calificando la actitud alemana de «neonazismo». Aprovechó para pedir a los emigrantes turcos que no voten por los «Gobiernos racistas» en las próximas elecciones en Europa.

Berlín aseguró no tener intención de «participar en un concurso de acusaciones» que considera parte de la estrategia de victimismo de Turquía para influir en el resultado del referendo, a día de hoy muy ajustado. No obstante, el Gobierno germano actualizó las recomendaciones de viajar a Turquía, advirtiendo de posibles protestas «contra Alemania», mientras el estado de Sarre anunció la prohibición de mítines de políticos turcos. Hasta el momento solo los habían prohibido los ayuntamientos, alegando motivos de seguridad. Según el diario Bild, había programados 15 mítines en suelo alemán en apoyo de la reforma constitucional impulsada por Erdogan para reforzar sus poderes.

En Alemania, un millón y medio de residentes turcos tienen derecho a votar y podrían jugar un papel decisivo en la aprobación del referendo del 16 de abril. En Holanda rondan los 250.000.

Turquía hace oídos sordos al llamamiento de la Unión Europea para que se abstenga de «declaraciones y acciones excesivas que amenazan con empeorar la situación». Para el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, la recomendación «no tiene valor» y únicamente «alimenta la xenofobia y los sentimientos antiturcos». Dejó entrever que, si la UE no cumple con lo pactado y no elimina la necesidad de visado para los turcos, el acuerdo migratorio podría cancelarse.