El yihadista de Berlín cae abatido en Milán

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La ruta de escape del terrorista
A. L. C.

El tunecino fue localizado en un control rutinario y tiroteó a dos policías antes de morir

24 dic 2016 . Actualizado a las 00:54 h.

Alemania se despertó ayer aliviada. El protagonista de la pesadilla de miles de germanos desde que el pasado lunes arrolló a decenas de personas en el mercadillo navideño de Breitscheidplatz, en Berlín, murió de dos tiros en el pecho en los aledaños de la estación de autobuses de Milán. Anis Amri, que así se llamaba el terrorista, fue localizado poco después de las tres de la mañana por una patrulla de policías que le dio el alto. «Fue una casualidad. No sabíamos quién era en realidad», confesaba horas después el jefe de Policía de Milán, Antonio de Iesu, tras confirmar el deceso.

¿Cómo llegó Amri a Milán en tres días con toda Europa buscándole y con una recompensa de cien mil euros para quien pudiera facilitar datos sobre su paradero? Ese es el eje de trabajo de los servicios de inteligencia de Alemania, Italia y Francia. Descubrir quién le prestó ayuda, con quién habló y la posible existencia de una red yihadista incrustada en el corazón de la UE.

Los primeros datos recopilados por los servicios de inteligencia señalan que el tunecino no viajó directamente a Milán. Lo hizo a través de las fronteras de Bélgica y Francia. Los policías germanos ya le buscaban en líneas de transporte regular. La posibilidad de que Amri intentara llegar a Siria y Turquía estaba en la mesa desde el primer momento y, de hecho, se llegó a interceptar un bus que se dirigía a Bosnia cerca de Luxemburgo.

Pero para entonces el yihadista que atentó en Berlín el lunes ya estaba en Francia. Hay constancia de que pasó por París y Chambéry antes de cruzar los Alpes hacia Italia el pasado jueves, el día de su 24 cumpleaños.

Sus últimas horas de vida están mucho más documentadas. Arribó en tren procedente de Turín a Sesto San Giovanni, en la periferia milanesa, a la una de la madrugada. Empleó dos horas en recorrer los siete kilómetros que separan ese punto de la estación de autobuses.

A las 3.08, una patrulla formada por el agente en prácticas Luca Scata y el cabo Cristian Movio, detectó su presencia en una zona donde abundan los pequeños delincuentes, el menudeo y los robos a transeúntes. Le dieron el alto porque consideraron sospechosa la actitud de un hombre solo, con aspecto desaliñado y una mochila al hombro.

Anis Amri reaccionó con frialdad. Cuando los policías le pidieron la documentación, dijo que no la llevaba encima. Le preguntaron de dónde era. Y el tunecino dijo que de Reggio Calabria, en el sur. A los agentes no les sonó el acento y le pidieron que vaciara la mochila en el suelo para comprobar su contenido. Sin darles tiempo a más, Amri metió la mano en el interior de su chaqueta y extrajo una pistola del calibre 22 que ya estaba amartillado y disparó contra los policías. Una bala alcanzó de lleno a Movio, aunque se encuentra fuera de peligro. El novato Scata reaccionó sacando su arma reglamentaria y alcanzando en el pecho con dos impactos a Anis Amri, que se desplomó de inmediato, aunque tardó unos diez minutos en morir sobre el asfalto, según confirmaron fuentes policiales, que se mostraron sorprendidas porque el terrorista solo llevaba encima la pistola, un cuchillo y unos pocos cientos de euros. Ni rastro de un teléfono móvil ni de ningún otro elemento para comunicarse.

El jefe de la Policía de Milán confirmó la identificación del yihadista «sin ningún género de dudas». Además del aspecto, aportó como prueba las huellas dactilares del fallecido, que constaban en los archivos policiales por su detención en el 2011 por destrozar un colegio en Sicilia.

Las primeras pruebas de balística también confirmaron que la pistola que llevaba el tunecino se correspondía con la que se había utilizado para asesinar al polaco Lukasz Urban, el conductor del camión Scania que Amri utilizó para provocar doce muertos en la Breitschaeidplatz. En Italia también se ha desatado una importante polémica y fuertes críticas por filtrar los datos de los dos policías que consiguieron identificar al terrorista tunecino, por entender que se pone en peligro la vida de los heroicos agentes.

El vídeo reivindicativo

Pocos minutos después de conocerse la muerte de Amri, el Estado Islámico subió a sus redes sociales un vídeo de tres minutos grabado en un puente sobre un río en un lugar indeterminado de Alemania en el que el tunecino prometía fidelidad a la organización yihadista y promete «atacar a los cruzados por sus bombardeos sobre nuestra gente. Os ha llegado vuestra hora, cerdos».