Duterte admite ahora que mató a narcotraficantes en su ciudad

Francisco Espiñeira Fandiño
fRANCISCO ESPIÑEIRA REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

STR | AFP

«Salía en la moto a patrullar Davao y buscar jaleo», recuerda

15 dic 2016 . Actualizado a las 07:56 h.

«En mi país hay cuatro millones de adictos a las droga y varias docenas de miles de narcotraficantes. ¿Qué hay que hacer cuándo alguien quiere destruir tu país? Yo creo que no se puede mirar para otro lado. Y yo no lo hice». Así se dirigía el pasado lunes a un grupo de empresarios que cenaban en el palacio presidencial de Manila el presidente filipino, Rodrigo Duterte, para justificar la política de mano dura contra el mundo del narcotráfico desde que ganó las elecciones el pasado mes de julio.

Según los datos de organizaciones no gubernamentales, desde la primavera se computan más de seis mil muertes violentas en operaciones contra las drogas, la mitad de ellas abatidas en circunstancias no aclaradas. Y desde el 1 de julio la policía filipina dice que más de 41.000 presuntos traficantes y consumidores de estupefacientes han sido detenidos, mientras que más de 908.000 se han presentado voluntariamente ante las autoridades, quizá atemorizados por los expeditivos métodos de los agentes afines a Duterte.

El presidente filipino ya había prometido en la campaña electoral «matar a cien mil narcotraficantes y echar sus cadáveres a la bahía de Manila para que sirvan de alimento a los peces». Ya entonces fue señalado como presunto asesino por sus críticos, durante su etapa como alcalde de Davao, donde se registraron cientos de muertes violentas.

Esta semana ha admitido que los rumores tenían fundamento. «Sí, es cierto. Salía a patrullar la ciudad con mi moto, una moto enorme. Iba buscando jaleo para poder disparar», dijo el lunes a los empresarios y matizó levemente el martes en Camboya. «A veces iba con la policía y cerraba los ojos para disparar, pues tenía miedo. Si ustedes dicen que maté a alguien, pues quizá lo hice», manifestó antes de ratificar que «en Davao lo hacía yo personalmente».

Un exsoldado que ejercía como sicario en su etapa como alcalde le vinculó el pasado mes de septiembre con el asesinato de tres traficantes de drogas en el 2015. Y a finales de ese año, en otra entrevista cuando anunció oficialmente su candidatura a las presidenciales, señaló que había participado en el asesinato de tres hombres que supuestamente estaban abusando de una niña. «Yo era la máxima autoridad presente allí y estaban cometiendo un delito en mi presencia», añadió Rodrigo Duterte entonces.

Esas revelaciones le han granjeado el apoyo masivo de los filipinos, pero también le pueden costar el puesto. Ya lo anunció la senadora Leila de Lima en septiembre, cuando Duterte dijo que evitaría que los policías que asesinaron a un traficante en una celda fueran a la cárcel.

Ayer abrió de nuevo las puertas del revocatorio el senador Richard Gordon, un independiente que ha estado apoyando casi todas las iniciativas políticas de Duterte. «Cuando dices algo así, te estás exponiendo. Él lo dijo, así que legalmente puede enfrentarse a un proceso de inhabilitación para seguir ejerciendo como presidente», apuntó Gordon.