Paolo Gentiloni asume el gobierno italiano con la reforma electoral como desafío

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ANGELO CARCONI | EFE

El hasta ahora ministro de Exteriores tiene como primeros retos el rescate del Monte dei Paschi y las cumbres del G7 y la UE

12 dic 2016 . Actualizado a las 07:46 h.

El presidente italiano, Sergio Mattarella, convocó ayer por la mañana a Paolo Gentiloni, hasta ese momento ministro de Exteriores, al palacio del Quirinal para encargarle la formación del Gobierno que sustituya al de Matteo Renzi que presentó sus dimisión tras perder el referendo constitucional. «Soy consciente de la urgencia de dar a Italia un equipo en plenitud de funciones para afrontar con la mayor determinación los compromisos internacionales, económicos y sociales empezando por la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto», anunció el nuevo primer ministro en su primera aparición tras la reunión de casi una hora con el presidente.

Gentiloni dice haber aceptado el encargo después de confirmar que Renzi no tenía voluntad de hacerlo y por «un sentido de la responsabilidad» ante el rechazo del resto de fuerzas a entrar en un Ejecutivo de unidad nacional. La prioridad de su Gobierno será la de poner en marcha lo antes posible una nueva ley electoral que permita la celebración de comicios en un plazo breve y por ello se mostró dispuesto a «facilitar el trabajo de las fuerzas parlamentarias para definir con una necesaria brevedad las nuevas reglas electorales».

El tiempo para la formación del gabinete será rapidísimo ya que el jueves tiene lugar la reunión del Consejo Europeo. La tarde de ayer Gentiloni la dedicó a consultar con los partidos para comprobar si posee los necesarios apoyos para su investidura, al tiempo que perfilaba su lista de ministros, que no será muy distinta de la anterior. Hoy acudirá de nuevo al Quirinal para confirmar la aceptación y presentar a Mattarella los nombres de los ministros que jurarán el cargo ya mañana para el miércoles presentarse en la Cámara de Diputados y pedir la confianza, requisito indispensable para gobernar.

El primer problema que Gentiloni tiene que afrontar ya en estos días es la crisis del banco Monte dei Paschi di Siena con una difícil ampliación de capital y cuyo decreto para salvarlo ya estaría preparado en el Ministerio de Economía a la espera de la firma del nuevo presidente. A más largo plazo, en el 2017, Italia organizará en mayo el próximo G7 y dos meses antes, el 17 de marzo, los actos del 60 aniversario de Tratado de Roma en un momento delicado para la Unión Europea.

La oposición mostró su discrepancia con la decisión de Mattarella, ya que consideran a Gentiloni demasiado cercano a las posiciones de Renzi y proponían el voto como solución a la crisis política. Desde el Movimiento 5 Estrellas, Alessandro Di Battista definió al nuevo primer ministro como el «avatar de Renzi» y «el enésimo politicastro de profesión interesado en hacer perder a los ciudadanos su soberanía». Luigi Di Maio confirmó que el M5E no colaborará con el nuevo Gobierno y anunció la movilización de sus bases. Lo mismo que Matteo Salvini, de la Liga Norte, que ya ha organizado manifestaciones para el próximo fin de semana contra «el cuarto premier no elegido por ninguno, una mala e inútil fotocopia de Renzi». Menos aguerrida fue la postura de Forza Italia, que le exigió que «encontrar el mayor consenso posible sobre el único punto al orden del día: la reforma de la ley electoral».