La UE aguanta la respiración ante la inestabilidad que se avecina

c.p. BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

05 dic 2016 . Actualizado a las 07:44 h.

«Es un buen día para Italia y para Europa», auguraba ayer el líder de los socialdemócratas en la Eurocámara, Gianni Pittella, tras depositar su voto. Nada más lejos de la realidad. No a las reformas y no a Matteo Renzi. En los cuarteles de Bruselas tocó aguantar la respiración ante la ola de inestabilidad política que se avecina.

Con una UE en horas bajas, asfixiada por el acecho y acoso del populismo, solo la derrota de Hofer a media tarde dio un balón de oxígeno para afrontar la difícil digestión del resultado italiano. «Su victoria es una fuerte derrota del nacionalismo, antieuropeísmo y populismo retrógrado», celebró el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, sin saber lo que depararía el escrutinio en Italia.

Los eurófobos esperaban descorchar el champán por un doblete que no llegó, pero sus cabecillas se anotaron ayer una importantísima victoria a las puertas de nuevas batallas electorales en el 2017 en Francia, Alemania y Holanda. La tríada populista italiana (Grillo, Berlusconi y Salvini) celebró el batacazo de Renzi junto a sus compañeros europeos de filas. «Magnífica victoria popular en Italia, inmensa bofetada para la UE», aplaudió el vicepresidente del Frente Nacional, Florian Philippot. A la fiesta populista se sumó también Nigel Farage.