Las cenizas de Castro salen de gira

Héctor Estepa LA HABANA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Alejandro Ernesto | Efe

Los líderes bolivarianos se proclaman herederos del legado del comandante

01 dic 2016 . Actualizado a las 07:52 h.

Siete de la mañana en la calle 23 de La Habana. Una multitud aguarda el paso de la comitiva fúnebre de Fidel Castro. La calle está acordonada. «¡Que nadie pise la grava para sacar fotos!», advierte una policía a los cientos congregados. Todo debe salir bien. Muchas miradas se dirigen a la televisión de un restaurante cercano. La pequeña pantalla muestra la plaza de la Revolución. De allí parte la urna de madera de cedro, color café, donde reposan los restos cremados del expresidente cubano. Está cubierta con la bandera nacional. La despiden Raúl Castro, la viuda del líder desaparecido, Dalia Soto del Valle, algunos de sus hijos y decenas de militares y altos cargos castrista.

«Ahí va, ahí va», dice una veterana castrista. Se quita las gafas y se seca los ojos con un pañuelo. A los pocos minutos la comitiva pasa por la calle. Contención. Solo hay aplausos. Ni siquiera vítores. Extraña en un país acostumbrado a mostrar sus sentimientos sociales, no tanto políticos, en público. Nadie grita. No salen por ningún lado las proclamas lanzadas en el homenaje de anteayer en presencia de los líderes internacionales. La caravana es breve, anodina y pasa fugaz. No ha tardado ni medio minuto en alejarse. Pero en el ambiente queda la impresión de que ver pasar las cenizas de Fidel Castro Ruz, comandante en jefe de la revolución, por el mismo lugar por el que en 1959 entró con sus tropas en La Habana es asistir a un momento histórico. Ahora debe recorrer 13 de las 15 provincias cubanas en los próximos días entre unas excepcionales medidas de seguridad. El destino final es el santuario de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, donde quedarán permanentemente las cenizas a partir del próximo domingo.

Choque extraño

Según Colpisa, en La Habana ahora mismo se está viviendo un choque extraño entre el énfasis oficial y la vida real de la capital, que ha continuado como si tal cosa. En la calle se comenta que la prohibición de la venta de alcohol no tiene que ver con el luto, sino con el temor del régimen a las fiestas y los altercados. Hay quien asegura que el viernes hubo gente en las calles manteniendo encuentros que se situaban a un paso de la celebración. Son más los que aseguran que ahora mismo se está brindando por todo lo alto, pero siempre en la intimidad.

Eso mismo no deja de ocurrir 145 kilómetros al norte de La Habana. Los cubanos de Miami, la capital del exilio, organizaron un acto contra el régimen comunista dominante en la isla. Quisieron hacer una protesta «concisa» y también «poderosa», pero el objetivo es claro. Reclamar «libertad y democracia», presionar a Trump.

Un día antes, el funeral multitudinario por Fidel Castro estuvo marcado por la lealtad incondicional de los mandatarios de países «amigos» Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y Nicolás Maduro insistieron en que la unión de los pueblos bolivarianos y se declararon los herederos políticos y espirituales del fallecido expresidente cubano.