La «chiquilla» es hoy la mujer más poderosa del mundo
En un piso sin florituras en el centro de Berlín vive la mujer más poderosa del mundo. Hija de un pastor luterano, Angela Merkel accedió en el 2005, contra todo pronóstico, al poder en Alemania. Un gran pragmatismo y una sobria retórica distinguen a la canciller de 62 años, a la que la prensa alemana ha apodado madre Angela en alusión a Teresa de Calcuta. Merkel, que conserva el apellido de su primer esposo y pasea con gusto en compañía del segundo por el Tirol, no tiene rival en su país, aunque la popularidad de Angie ha caído tras la acogida de un millón de refugiados en territorio alemán. Su voluntad de defender esa política a pesar de las críticas sorprendió a muchos. Antes, Merkel había mostrado propensión a no contradecir a la opinión pública.
Esta alumna aventajada con predilección por las matemáticas y el ruso dio durante mucho tiempo la impresión de estar fuera de lugar. A la mujer más poderosa se la puede ver con frecuencia comprando queso y vino blanco en un supermercado barato de Berlín. En política, entre su acceso al poder, el 22 de noviembre del 2005, y la crisis de los refugiados su estilo se definió por su pragmatismo, que algunos tachan de oportunismo. Para describir esa característica de su forma de actuar, ora expectante, ora implacable, el sociólogo Ulrich Beck acuñó el concepto Merkiavelo, un juego de palabras con Maquiavelo.