Italia teme que el contagio populista en todo el mundo frene las reformas de Renzi

MARÍA SIGNO ROMA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

TIBERIO BARCHIELLI / CHIGI'S PAL | EFE

La oposición clama por un «rexit», la salida del primer ministro, si se cumplen los presagios de las encuestas

20 nov 2016 . Actualizado a las 10:06 h.

Primero fue el brexit. Luego le tocó el turno a la sorprendente victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Ahora, en Italia ya han acuñado un nuevo término para incluir en su diccionario: el rexit. Se refiere a la posible dimisión del primer ministro del país, Mateo Renzi, si se cumplen los presagios de todos los sondeos publicados en las últimas semanas y que auguran la derrota de este en el referendo del próximo 4 de diciembre. Si así fuera, Renzi -aunque en las últimas horas ha ido matizando el mensaje- ha prometido que dimitirá abriendo de nuevo una etapa de incerteza e inestabilidad política en Italia.

Según la mayoría de los sondeos, el 41 % de los italianos votaría no, mientras que el sí ha bajado hasta el 34 %. La diferencia en contra de los intereses del Gobierno ha crecido tres puntos desde octubre. Una ventaja que sería insalvable si junto a este dato no apareciera otro que puede ser decisivo: uno de cada cuatro electores aún no ha decidido su voto. Es a este 25 % de indecisos a los que en estos últimos días de campaña todos intentan atraer a su lado: «La partida está abierta» reconocía Renzi el viernes.

Hasta ahora, la campaña a favor de las reformas de la Constitución se ha caracterizado por la personalización en torno a la figura del primer ministro y a su política de gobierno. En un intento de cambiar de ruta, Renzi ha contratado al gurú de la campaña de Barack Obama, Jim Messina, cuyos consejos ya se han empezado a ver. En su encuentro semanal para responder a través de las redes sociales, el jefe del ejecutivo apareció con un fondo de banderas italianas y sin la tradicional enseña europea mientras era vestido de manera informal en mangas de camisa «a lo Obama». 

Enemigos internos

Dentro del Partido Democrático (PD) no todos apoyan las reformas. Estas últimas semanas Renzi ha tenido que vérselas sobre todo con la oposición interna encabezada por el primer ministro Massimo D’Alema. Hay quien en el PD no oculta su deseo de que pierda el referendo y se vea obligado a dimitir. El ascenso de Renzi dentro del partido y su llegada al gobierno ha dejado demasiadas heridas abiertas y este podría ser para algunos el momento de la venganza.

Mientras el Partido Democrático es el único gran partido que apoya las reformas, la oposición es variopinta y abarca formaciones tanto de derecha como de izquierda, unidas por diversos motivos contra el enemigo común: Matteo Renzi. Los puntos más criticados de la nueva Constitución son el papel del Senado, que pasaría a ser una cámara regional, y la elección de los senadores, que dejaría de ser directa. Los expertos constitucionalistas, muchos en contra de estos cambios, dicen que es una ley confusa y que no garantiza el equilibrio entre los poderes ya que refuerza el papel del Gobierno.

En la derecha, el más combativo es Matteo Salvini, de la Liga Norte, que quiere aprovechar la ocasión para afirmarse como líder ahora que Silvio Berlusconi y su partido, Forza Italia, pasan horas bajas. Muy cerca de sus posiciones antiinmigración y antieuropeas está Fratelli d’Italia, de Giorgia Meloni. También por el no está toda la izquierda radical, desde los comunistas hasta Izquierda, Ecología y Libertad (SEL), que guiñan un ojo al sector crítico del PD. En contra está el partido de Grillo, el Movimiento 5 Estrellas, al que todos dan como ganador de unas posibles elecciones generales.

Si Renzi pierde el referendo, ¿habrá dimisión y nuevas elecciones? El viernes dijo que «si gana el no, lo que ocurra con el Gobierno lo veremos. Si los ciudadanos no aprueban las reformas, verificaremos la situación política». El escenario que se abre es variado: o dimisión y elecciones o, tal vez, un gobierno técnico, una posibilidad ya rechazada por Renzi pero que otros ven con simpatía. Sea cual sea el futuro, la amenaza de inestabilidad es cada día más patente y Bankitalia y las finanzas temen que se forme un gobierno débil en un momento en que los mercados aún están reaccionando a la sorpresa Trump. Tampoco la Unión Europea quiere una Italia sumida en el caos mientras se negocian temas importantes como la inmigración o la salida del Reino Unido de la UE. La oposición además ahora crítica el Italicum, la ley electoral apenas aprobada hace un año, y que será la que se aplicará en caso de elecciones. A Renzi le esperan dos difíciles semanas hasta que las urnas hablen.